Capítulo138

Clara sintió una punzada en el corazón y su rostro se oscureció con una nube de melancolía – Por supuesto que pienso en ella, todos los días. Pero, Juan, mamá ya no está aquí. Como hijos, debemos aprender a madurar y aceptar la realidad poco a poco. Somos hijos de la familia Pérez, y todo lo relacionado con la familia Pérez depende de nosotros para protegerlo. Las personas que están

vivas solo pueden mirar hacia adelante.

-Tú puedes hacerlo, pero yo no puedo. Soy una niña salvaje que vive atrapada en los recuerdos, incapaz de despertar. Todavía son ustedes las personas que tengo más cerca, pero este lugar ya no

es mi hogar.

Hubo un momento de silencio opresivo entre los dos.

-Vale, vale, Clara, no estés triste. Cualquier decisión que tomes, la respetaré.

Al ver que Clara tenía los ojos enrojecidos. Juan se abrazó a ella rápidamente y con voz suave la tranquilizó: -Dejemos de hablar de esto. Te contaré algo divertido. Alejandro está aquí.

-¿Qué?

El corazón de Clara se aceleró y gritó del susto.

Todos se sorprendieron.

Julio frunció el ceño y regañó: -¿Qué te pasa? ¿estás loca?

-No, no está loca. Estaba contándole un cuento terrible. No esperaba que se asustara tanto…-dijo

Juan riendo mientras la hacía sentarse.

-¡No me hagas esa broma! ¡Es más aterrador que cualquier historia de miedo!-dijo Clara,

los dientes y respirando

me crees, ve afuera y compruébalo tú misma. Es

preocupes, ese cabrón probablemente no sabe tu verdadera identidad. Probablemente

su coche

móvil de Clara que estaba sobre

el teléfono

conocido penetró en sus ojos, Clara

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siguiente segundo,

se rendiría esta noche,

para contestar

susurró con voz

voz profunda y magnética

brisa nocturna de Valencia

corazón de Clara tembló ligeramente

la puerta de la mansión Pérez,

hombre con su habitual tono fresco y, incluso, un toque de

sentimiento de irritación se acumuló en el pecho de Clara. Este hombre le había

indiferente con ella. No

Él no tenía

¡Cabrón, eres un malcriado!

señor Pérez me ha invitado a una

-respondió Clara con una actitud aún más fría que

Alejandro, parado en el frío viento, tambaleó ligeramente. En su oído,

un trueno sordo.

en la mansión Pérez?

las risas y el bullicio de la

la llamada.

sigues ahí de pie?

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