Capítulo222

Pero ella solo sintió extrañeza y malestar, como si una fila de pequeñas hormigas estuviera subiendo por su tobillo hacia la pantorrilla, haciéndola sentir incómoda. La tardía ternura era como una lata de comida caducada, sin dulzura, solo un olor rancio.

Clara sacó su teléfono y llamó a Aarón: -Aarón, estoy en la Ciudad de México, en Villa Mar. Ven a

recogerme ahora.

-¡¿Qué?!– Aarón exclamó sorprendido–¿Cómo es que estás ahí?

-Hablamos cuando llegues–respondió Clara.

Colgó el teléfono y se dirigió directamente hacia arriba.

No quería quedarse mucho tiempo allí, solo quería empacar su ropa para poder regresar a casa

directamente cuando llegara Aarón.

Su antigua habitación estaba cerca de la de Noa, y después de preguntar a los sirvientes, se enteró

de que Noa había dejado la escuela y estaba en casa. Pensó en ir a verla.

Justo cuando Clara llegó a la puerta de la habitación de Noa, oyó la voz estridente y agresiva de

Leona, como una mujer malhablada insultando a alguien.

-¡Pequeña zorra! ¡Tú, pequeña zorra! ¿Qué hiciste con Rodrigo en el cumpleaños del abuelo?

-No hice nada, hermana–contestó Noa con voz entrecortada y llorosa.

-¡Estás mintiendo!

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intensificó, creyendo que Noa

cosa, ¡no es posible que no hayas hecho nada con él! ¿De

cuello? ¿Lo besaste?

sé. Realmente no

escuchó el sonido

de Clara se volvieron rojos, sus dedos se apretaron con fuerza y, con

puerta abierta, sorprendiendo a Leona que

-¿Fuiste tú?

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+15 BONOS

se dio cuenta de lo que habla sucedido solo para

fuerte golpe, le

siguiente, otro zapato voló y golpeó

ojos vieron estrellas y hasta tenía la huella del zapato en la

con el

lenguaje tan sucio tienes–dijo Clara, con los brazos cruzados sobre el pecho,

también

rincón. Con lágrimas corriendo

-¡Clara! ¡Eres una mujer

enfadada que apretaba los dientes. Los zapatos habían dejado

rastro en su rostro, más potente que una bofetada.

tan grandiosa, también soy la hija del grupo Hernández, ¡no te quedas

¡no te lo

que cumplas con tus palabras, si no, me darías una

sin temor.

la míró, sus hermosos ojos mostraban frialdad y burla: -No tienes

molestar a

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