Capitulo262

Diego miró fijamente a Clara con sus ojos de intriga, sus pupilas se contrajeron ligeramente y su expresión era difícil de interpretar.

Su hermana era una completa oportunista, no se ataba a las reglas tradicionales y veía las normas

como restricciones insignificantes.

Siempre que hubiera una pequeña oportunidad, ella podía cambiar la situación, crear un valor

mayor y dejar a sus oponentes desorientados.

Al ver la sorpresa en el rostro de Diego, él nunca imaginó que Clara haría esa pregunta.

-Viendo tu expresión, seguro que lo sabes–Clara lo miró fríamente con una ligera sonrisa apenas

perceptible en la comisura de sus labios.

-Lo sé…- Miguel tragó saliva y respondió tembloroso, -porque ese niño en realidad es mío y de

Beatriz.

¡Todos quedaron sorprendidos!

El puño de Clara se apretó con fuerza, estaba emocionada, al fin al cabo había valido la pena, el

dolor

que había sufrido anteriormente.

en detalle–la voz

forzándolo a continuar.

entrenador en un gimnasio de lujo en los EE. UU., conocí

atractiva y directa,

entonces una

con entusiasmo Por conocer a lujos de detalles

una relación que

a

feo, ella se volvió

la sustancia alucinógena y pues no usamos protección. Aunque

y tomó la píldora del día después, la cual tristemente no es

después, nos dimos de cuenta del

vaya, Beatriz incluso le jalaba a las drogas, ¡qué sorpresa tan

despiadado de Beatriz, definitivamente no podía permitirse tener al chiquillo,

es que

todas las complicaciones durante el parto. Afirmó que ninguna familia influyente aceptaría una nuera que no pudiera dar a

pesar

siempre había sido un tabú que Clara evitaba mencionar. Las palabras de aquel hombre parecían haber tocado una herida en su interior.

un hogar de bienestar en el sur de EE. UU. Debe que tener alrededor de dos o tres años, es una niña, más allá de eso, no sé

hija.

los padres del mundo-,exclamó Diego indignado. -Esa niña es tu hija, ¿cómo pueden simplemente desecharla como si fuera basura y no tener ningún interés en su

no he sido completamente indiferente, he oído que Ana siempre ha estado al tanto de lo que pase con mi hija. Después de todo, ella fue quien la tomó en sus brazos cuando nació. Esa mujer de

debatía

comprendió lo que debía hacer y miró a su hermano. Él también la miró y

ni

momento, la puerta del sótano se abrió y un guardaespaldas

móvil de Miguel en

hay una llamada entrante–informó el

teléfono y miró fríamente la pantalla.

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