Capítulo278

En este momento, el estado de ánimo de Alejandro, oculto bajo su apariencia apuesta y sombría, estaba sumido en completo caos. Pero Clara no tenía pensamientos tan complicados como él, solo sentía que ver a Alejandro era algo desafortunado. Encontrarse con este hombre en un lugar tan romántico y hermoso era como una rosa caída en excremento simplemente arruinaba de todo ese paisaje tan bonito. Y la presencia de Beatriz junto a Alejandro también era muy molesta.

En ese momento, Pol, con su figura elegante y esbelta, se inclinó hacia Clara y susurró en su oído

con una leve sonrisa: -No te preocupes, estoy aquí.

Clara se sintió intrigada y pensó para sí misma: -No estoy preocupada en absoluto.

-Clara, nunca pensé que te encontraría aquí–preguntó Beatriz con un tono suave y amable,

dejando atrás su actitud anterior confrontativa. -¿Es este caballero tu nueva pareja?, ustedes dos

parecen hacer una buena pareja.

Clara mantuvo la mirada tranquila, claramente sin deseo alguno de responder a su pregunta.

Sin embargo, Pol respondió con una sonrisa irónica: -Gracias por el cumplido, pero todavía no soy

el novio de Clara.

Clara no captó inmediatamente el significado. Pero Alejandro lo escuchó claramente, y sus dedos

se tensaron, su rostro mostró una frialdad absoluta.

implicaba que en el futuro podría serlo. ¿Estaba desafiando

o era que entre ellos ya estaba pasando

se tensaban como piedras. Sabía que aún no podía superar

nuevo amor, pudo relajar su corazón al menos un

olvidaran completamente ese matrimonio

realmente sabía cómo atraer a las personas. ¿Y quién es este joven

apariencia eran notables

las flores con tu prometida?-preguntó Pol con

-Debes darte prísa, el

Clara y hablando con César, -César, comunica con el encargado del jardín de rosas,

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sacó su teléfono

el timbre del teléfono sonó repentinamente,

vez más cerca.

esa persona está cerca–dijo César rascándose la cabeza, mirando

alrededor con curiosidad.

del teléfono

sus ojos se fijaron repentinamente en

teléfono que sonaba estaba en su

una llamada–dijo el secretario entregándole el teléfono,

despectivamente a Alejandro.

hombre sonrió y pasó su fría y blanca yema del dedo

pensarlo dos veces.

tiempo, la llamada a

con la boca

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