Capítulo324

-Julio, ¡hola! — Eduardo se acercó con elegancia, haciendo una cortés reverencia en saludo a Julio. Aunque compartían padre, pero no madre, su apariencia no era similar. Pol poseía rasgos delicados y guapos, mientras que Eduardo tenía facciones más angulosas. Sus cejas eran densas y largas, descendiendo hacia sus sienes. Sus ojos estaban hundidos y su mirada era tan penetrante como la de su padre. Su figura era alta y esbelta, sin perder robustez.

-Eduardo, ¡hola! – Julio le mostró una sonrisa cariñosa a este joven. A fin de cuentas, él también había visto crecer a los hijos de la familia García. -Simón, ¿no dijiste que traerías a tu hijo contigo? Hace mucho tiempo que no veo a Pol. ¿No vino contigo?

-Dijo que tenía algunos asuntos de último momento y que llegaría un poco más tarde – Simón escudriñó a su alrededor, desconcertado. Luego preguntó, -Julio, ¿no dijiste que Clara también

vendría esta noche? ¿Por qué no la veo?

-Clara también me dijo que tenía algo que atender antes de venir- Julio no podía entender por completo las maniobras de su hija, pero en teoría, si prometía algo, nunca incumpliría.

-¿Clara no vendrá? ¡Vine específicamente para ver a Clara! – Simón se negó a ceder.

-Si no puedo ver a Clara esta noche, no me iré.

ese momento, la voz del mayordomo sonó afuera,

regresado!

escuchar que su hija había

Simón se iluminaron al instante, inclinando el cuello y

los ojos al ver la escena. A pesar de estar acostumbrado

ligeramente nervioso y ajustó

clara y dulce resonó,

en quienes la escuchaban.

cual melocotón en flor, avanzó con pasos ligeros junto a Pol, entrando,

con una sorpresa asombrada en sus rostros.

Julio, todos mostraron una

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