Capítulo326

Durante la cena, todos disfrutaban de deliciosos manjares y del vino que Julio había guardado durante más de una década. El ambiente era tan armonioso como en el pasado.

Para los dos jefes principales, esta cena era una oportunidad para recordar viejos tiempos, no era muy diferente a la de hace veinte años. La mayor diferencia era que ahora tenían hijos e hijas, una

familia completa y feliz.

Sin embargo, esta vez Simón tenía un propósito claro al venir: quería encontrar parejas adecuadas para sus dos hijos solteros. Durante la cena, Eduardo se sentó frente a Clara, mientras que Pol se sentó a su lado. La mesa era larga y ancha, lo que significaba que estar sentado enfrente no tenía

la ventaja que tenía sentarse al lado.

Eduardo observó impotente cómo su hermano trataba a Clara con mucha atención, mientras ardía de celos en silencio. Incluso el tenedor en su mano estaba a punto de deformarse por su apretón.

Después de su última cita, Pol había descubierto que a Clara le encantaban los mariscos, especialmente el cangrejo y los camarones. Así que, durante la cena, Pol apenas tocaba su comida, se dedicaba pacientemente a pelar los camarones para Clara y a alimentarla con una

sonrisa constante en los labios.

Todos observaban discretamente la escena sin hacer ruido. Clara estaba disfrutando de su comida

con entusiasmo, sin preocuparse por mostrarse elegante frente a su familia. Pol, con sus largas pestañas, mantenía una sonrisa constante en sus labios mientras hábilmente pelaba los camarones y colocaba los suculentos trozos en el plato de Clara.

Este comportamiento no parecía adecuado para un joven noble como él, pero Pol parecía estar completamente absorto en ello y lo disfrutaba.

probablemente habría rechazado sus atenciones, pero con Simón presente, todo era diferente. Era una oportunidad perfecta para mostrar sus vulnerabilidades,

podía perderla.

Pol pelaba un camarón, sacaba un pañuelo de papel para limpiar

que Pol era muy

a pelar camarones por Clara, solo para

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volviendo incontrolable, ¡qué vergüenza nos haces, Simón! –

problema! El comportamiento auténtico de

sinceramente. En serio, tengo ganas de llevarla de regreso ahora mismo y hacer de Clara

entusiasmo.

había estado conteniendo sus intenciones durante toda la noche y finalmente

sin profundizar en el

su boca. Pol volvió la cabeza y la miró con

mirada profunda y suave, una ligera ternura en

sacaba una servilleta y se la entregaba desde debajo de

mesa.

tomaba la servilleta, y con elegancia se secaba los

tenías muy buen apetito esta noche–comentó Eduardo amablemente.

comida de casa

pude resistirme y

No tengo ninguna objeción por la cantidad que comiste.

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