Capítulo413

Rodrigo salió de la habitación y, en lugar de regresar rápidamente, deambuló sin rumbo por la mansión del grupo Hernández. Parecía casual, pero en realidad tenía un propósito. Anhelaba ver a

esa pequeña figura que siempre llevaba su cabeza agachada y una apariencia apenada. No era precisamente un buen hombre, pero esa tierna y afligida joven siempre lograba despertar una

ternura inesperada en él.

-Rodrigo, ¿qué haces aquí? – Alba lo encontró justo a tiempo y se acercó sorprendida.

Rodrigo parecía un poco incómodo, tartamudeando un poco antes de encontrar el valor para

preguntar en voz baja, -Alba, ¿dónde vive Noa?

Alba lo miró con sorpresa. No podía relacionar al hombre frente a ella con Noa.

-¿Qué estás haciendo? Rodrigo, Noa es joven y no suele ver a extraños. ¡No la asustes!

Rodrigo frunció el ceño, -Alba, has estado viendo cómo Alejandro y yo crecíamos desde que

éramos niños. ¿No sabes qué tipo de persona soy?

-Seguro que eres bueno con nuestro joven señor. Pero con las mujeres, solo juegas con ellas-dijo

Alba.

Rodrigo se llevó la mano a la frente: -Realmente me malinterpretas. Siempre he sido amable con

las mujeres.

Después de mucho persuadir, Alba finalmente accedió a llevarlo a ver a Noa. -Me quedaré en la

que quieras decirle rápidamente, no es

suspiró, -Alba, no hace falta que te

entró a la habitación y cerró

se quedó atónita por un momento antes de reaccionar. Sin embargo, justo cuando entró

se sobresaltó al

de princesa derrochadora de su hermana, la habitación de Noa

básica y los muebles de la mansión, no había

era tan amplia como una cueva de

escuchó algún ruido proveniente del dormitorio, por lo que redujo la velocidad de sus pasos y se

estaba entreabierta, así

Noa sentada frente a su escritorio, trabajando

algo.

y se acercó sigilosamente por

ver qué estaba escribiendo.

su corazón se estremeció

sus labios entreabiertos, estaba dedicada a dibujar en el papel, y

el mismo!

bajó el lápiz, levantando los ojos

-¿Cuándo tenías pensado dármelo?

saltó de la silla, tratando de

el dibujo

Noa se pusieron rojas y trató

extendida.

alto para ella, era como una

su corbata y la cintura del hombre en un intento de recuperar

-¡Suéltame, me estás estrangulando!

la delgada

¡Ese es mi dibujo! – Los ojos de Noa estaban llenos de lágrimas cristalinas mientras imploraba con

dibujo soy yo, ¿estás violando mis derechos

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