Capítulo455

En la tranquila habitación de hospital, el aire se llenaba con la dulce respiración de la muchacha. Pol permanecía en la misma posición, sentado junto a su cama, velando por ella.

De repente, Clara giró en la cama y un suave gemido escapó de lo profundo de su garganta. Como

una corriente eléctrica, un cosquilleo recorrió el pecho de Pol, su rostro se movió inquieto.

Durante tantos años, ya fuera en la Ciudad de México o en Austria, había sido abrumado por

mujeres que ofrecían su cuerpo y encanto, una tras otra, dispuestas a entregarse a él. Sin embargo,

cuanto más ocurría esto, menos interés sentía, considerando a las mujeres más irritantes y

repugnantes que las medusas enredadas en el fondo del mar.

Solo Clara, solo ella, podía ser desenfrenada con él, hacer lo que quisiera. A pesar de todos los

problemas que había causado, incluso si los cielos se enfurecían y la gente se resentía, él la

mimaria.

Los ojos de Pol se oscurecieron y, sin poder resistirlo, levantó la mano, deseando acariciar su

pequeño rostro que le obsesionaba.

En ese momento, su móvil vibró y su secretaria le envió un mensaje.

-Pol, los familiares de Clara están aquí para llevarla. Están en la puerta.

de montura dorada y abrió la

las altas figuras de Diego, Javier y

de hielo.

-Clara de repente tuvo un dolor de estómago, no pudo caminar, por eso la

de Aarón se apretaron pálidos, incapaz de

señorita sin su conocimiento.

A punto de hablar, Diego levantó la

calmara.

que hayas traído a Clara al hospital. Pero sabiendo que la estábamos

frente de Javier se frunció y una mirada de disgusto surgió en sus

a llevarse a

momento. solo estaba preocupado por Clara, quería que descansara bien y no la molestaran. No

allá de eso.

nos importa Clara? – Javier sintió que esas palabras

y su enojo aumentó de

Clara, por supuesto, la

tan centrados en Clara, no

también la mime y la

Este hombre era

sin ocultarlo

Incluso la consentida señorita, que era valiente y decidida, nunca

apasionada y sincera.

así en el pasado, no habría sufrido tanto por

tantas dificultades.

razón al oponerse a la relación entre Clara y Pol. No era una objeción sin razón. Aunque este hombre parecía refinado y se dedicaba por completo a Clara, algo en él lo hacía sentir incómodo. Había una sensación invisible de desconfianza que pesaba sobre su

la puerta de la habitación con un rostro serio, pero de repente miró a Pol

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