Capítulo584

Los labios escarlatas de Clara se abrieron ligeramente, su corazón latió con fuerza en su pecho por

un momento, y quedó atónita.

Ella pensó que el sufrimiento compartido en el campo de batalla aquel año, viviendo y arriesgando

sus vidas juntos, sólo ella había guardado ese recuerdo en su corazón.

Sin embargo, no esperaba que a Alejandro le hubiera también quedado grabado ese inolvidable

recuerdo, y que ni siquiera hubiera renunciado a perseguirla.

Si se tratara de otra mujer, con su habilidad, era imposible que no la encontrara en ningún lugar

durante tantos años.

Desafortunadamente, la Palomita que buscaba era Irene Isabel, la hija menor de la familia Pérez,

que se había casado con él.

Clara había borrado todo su paradero después de despedirse de él en Israel, por no mencionar que

había utilizado una identidad y un nombre falsos cuando se convirtió en médico del MSF para

evitar que su padre descubriera su paradero y la arrestara de vuelta a Valencia.

Era igual de astuta y mañosa que ella, así que era casi imposible que Alejandro la encontrara,

incluso si la tuviera en sus manos.

-Clara, ¿por qué no dices nada? ¿Es. sólo tenía un tono serio?

Alejandro vio que ella estaba en silencio de nuevo, su corazón entró en pánico, por eso bajó su tono

y

habló suavemente-Lo siento, no quiero decir en ti, sólo tengo prisa para expresar mi actitud,

salvadora, ¡realmente no tengo

hermosos se oscurecieron,

peleado con Beatriz, y para estar con

pensaste en comida ni bebida

deprimido.

otra mujer en tus pensamientos en aquel momento? Ni

vida la tratarías como a una mujer, ¿verdad? ¡Cada palabra

crítica y cada palabra

no pudo seguir escuchando y se incorporó

un

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se miraron, sus ojos ardientemente enredados el uno con el

le cayó el algodón de la mano y el hombre le

fuerza, apretando sus esbeltos

se enrojecían con

estás

en el pasado, me arrepiento,

de que me

fácilmente ni me aceptarás, así que estoy dispuesto a perseguirte

un día, mi corazón

áspera, y sus ojos se llenaron de dolor,

persiguiéndome, yo utilizaré la segunda mitad de la

yo Alejandro, lo digo con

esta vida, no puedes deshacerte de

sorprendió enormemente, su corazón latía salvajemente

cuenta antes de que este hombre era tan terco, tan pegajoso,

tratar?

completo a ella, sin embargo, –

edad, su ceguera,

por

que sea la primera vez que

mujer. Por eso lo

calmar su corazón, apretando fuertemente sus dedos

aquel entonces, cuando Beatriz y

tan dulces y

de mí

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