Capítulo641

Rodrigo tomó la cálida y húmeda mano de Noa, caminando juntos hacia el horizonte, sin apartar

sus miradas del uno al otro.

Vio que la chica tenía las palmas de las manos sudorosas por los nervios, sonriendo con una ligera risa dulce e ingenua, que envolvía su bello rostro. Hermano Rodrigo, ¿por qué no vamos al estacionamiento subterráneo? -preguntó Noa, preocupada, cuando llegaron a la sala del hotel.

-Mi coche está estacionado en la entrada principal, el estacionamiento subterráneo es muy

complicado.

-Sabes… afuera hay gran cantidad de personas, todos son periodistas.

De repente, Noa se detuvo, encogió sus delicados hombros, llena de temor. -Si salimos así, no será bueno… esos periodistas escribirán cosas sin sentido, de nosotros dos.

-Escribir, ¿qué podrán escribir? Al verla algo inquieta, y con poca ropa, Rodrigo se quitó su chaqueta de terciopelo rojo y se la puso sobre los hombros, abotonándola cuidadosamente, uno por

uno.

Realmente, jera muy considerado!

-Si escriben cosas que me afecten, eso no se consideraría escribir sin sentido.

-Humm… eso es… escribirán, nosotros… nuestra relación… -murmuró Noa con las mejillas

enrojecidas, cada vez con una voz más débil.

pluma suave,

garganta se movía

lentamente sobre su espalda, acariciándola arriba y abajo. -Eso sería

ojos sorprendida,

chica de Rodrigo, solo mía. ¿Entiendes

profundos, la palma de su mano

posterior de su cuello, su suave cabello, su cálida temperatura,

delicada… para él, cada centimetro, de su

que

lo que otros digan,

contigo, corazones conectados…transmitiendo

por un momento, sus

le encantaba, estar

Pero…

le dio un pequeño jalón y al verla inmóvil y tensa, se confundió. -Noa,

la puerta trasera-dijo Noa con urgencia, con los ojos

casi suplicante. -Tengo miedo… tengo miedo

sorprendió,

en un lugar donde nadie nos vea, en

juzgue… ¡te lo ruego!

y las frotó sin cesar. -No me importa si se

de ti. Desde que

burla… No quiero que eso

contrajeron violentamente. Miró

parecía estar aprisionado por una fuerza

dolor y una angustia infinitos que le atravesaban el pecho. De repente, sintió mucho

intimidado en el pasado, y se odiaba a sí mismo.

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