Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria

Capítulo731

Una vez, él no había sido muyamable con Clara, por lo tanto, él había dejado un gran impacto en

ella.

-¿Qué tal si intentas contactar al señor Pérez? Escuchamos que la señorita Clara regresó a

Valencia, ¿cierto? Seguro que el señor Pérez sabe dónde está- César tuvo una buena idea.

Alejandro lo miró fríamente. -Soy el presidente Hernández, ¿y no puedo encontrar a una sola

persona? ¿Debería llamar a todos sus parientes si Diego tampoco sabe? Retirate en este momento,

no molestes.

-Bien, me voy- César sabía que Alejandro no estaba de buen humor y se retiró discretamente.

Apenas cerró la puerta, Alejandro tomó su teléfono y llamó a Diego.

-Alejandro, ¿cómo va tu herida? – Diego habló con calma, sin revelar sus emociones.

-Señor Pérez, ¿Clara está contigo? – Alejandro habló con preocupación.

-Clara no está conmigo. ¿Por qué, Alejandro? ¿No puedes comunicarte con mi hermana?

Alejandro respiró muy profundo. -No contesta mis llamadas. La he llamado varias veces y no

le habrá

fue Clara? No lo sé. Ella no es

informarme de todo lo que hace. Hace años que no se comunicaba con la familia,

por ti.

¿Por qué pasaron años sin contacto? – Alejandro se sorprendió y preguntó

estar enterado

dio cuenta de que había hablado de más y cambió de tema rápidamente. -¿Tienes

con Clara, Alejandro? ¿Te

estoy preocupado

siempre ha sabido

encontrarla, es

retorciera, como si lese hubiera destrozado en mil pedazos. Una ligera sensación de dolor se extendió por todo su cuerpo, desde

teléfono, sus manos temblorosas, su mente

que no lo dejaban

palabras de Diego habían creado ondas en su corazón. Hacía años que

una experiencia de

¿qué había hecho y por

establo, Pol seguía sosteniendo la mano de

Pol? Pol! – Clara lo llamó tres veces antes de que volviera en si. -¿Qué

labios tiernos y lo miró con fuerza, luego

manos entrelazadas.

Me apresuré y te pido disculpas- los ojos de

soltaba la suavidad de

tornó abrumadora. Todos eran adultos, no casados, y

una vez. No eran jóvenes inocentes, simplemente se habían

de preocuparse