Capítulo742

¡Plop!

Carolina torció el tobillo y agitó los brazos en el aire mientras su bolso de Hermas volaba, por los

aires, terminando ella misma cayendo al suelo de manera cómica y desordenada.

-¡Ah! ¡Me duele mucho!

Se sentó en el suelo con lágrimas en los ojos, sus labios temblando sin parar.

Normalmente, cuando un hombre ve a una belleza caer al suelo, especialmente si es por su culpa,

lo más correcto es acercarse y ayudarla.

Pero Alejandro, como si no hubiera pasado nada, se movió tan rápido como el viento y desapareció

ante sus ojos en un parpadeo.

En ese momento, César corrió hacia ella.

Miró a Carolina miserablemente tirada en el suelo, solo le echó una mirada de reojo y luego siguió

los pasos de Alejandro y se fue.

En cuestión de segundos, Carolina comenzó a dudar de su apariencia siempre segura.

Dicen que nadie se atreve a ayudar a una anciana que cae al suelo, pero ¡¿cómo es posible que

nadie ayude a una belleza como ella?!

—Carolina, ¿por qué estás sentada en el suelo? ¡Qué aspecto tienes! Mírate que te pasó.

el ceño al ver la situación incómoda

propia hija se ha caído y ni siquiera vienes a

no tienen

se apoyó en la mesa de café para levantarse temblorosamente del suelo, con un

el tobillo y los tacones de Chanel rotos. Estaba tan enfadada que pateó el zapato

volara muy

no fuera por él, no

sé por qué está tan preocupado-. Carolina se sentó en

debido al intenso dolor.

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noche haría una aparición deslumbrante e inolvidable frente a Alejandro, pero todo salió terriblemente

apremiante de Alejandro al dejar a todos atrás y su mirada se

sombría.

En el estacionamiento subterráneo,

Hernández ¿A dónde va? ¿Qué ha

empapada de sudor, seguía a Alejandro, hablando

temblorosa.

a buscarla de inmediato! -Alejandro tenía

hielo, su mandíbula mostraba una línea

puerta del coche

explotado de ira, sus oscuros y tormentosos ojos de

sus emociones

contigo! Así podré cuidarla

demasiado lento! Además, debes quedarte aquí para

cosas después.

motor del coche rugió ensordecedoramente, y como una

salió disparado a gran

cómo el coche se alejaba levantando polvo, su corazón se apretó y

profundo.

señor Hernández… jasegúrese de traer de regreso

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