Capitulo804 —Si, Enrique— respondié. Después de dar la orden, Enrique sacudié la cabeza con pesar y salié de la habitacién del hospital con pasos apesumbrados y pesados. Ni siquiera mir6 a Ema una vez mas.

Ema, con la boca medio abierta, temblando de pies a cabeza, poco a poco se dejo caer hasta que finalmente se arrodill6 por completo en el suelo.

Llorar o hacer un escandalo ya no servia de nada. Ahora, si queria morir delante de él, ese hombre ni siquiera estaria dispuesto a quedarse junto a ella, ni a mirarla por mas de una vez.

—Enrique, acaso ya no me amas en absoluto? 0 tal vez solo soy una

sustituta para alguien mas? Tal vez nunca me has amado de verdad — pensé Ema. Rio sin razén, como si hubiera perdido la razén, asustando a los guardaespaldas. —Sefiora, jestés bien? — Estamos juntos en esto— continud murmurando para si misma. —Nunca te amé. Nunca te amé de verdad.

— Pero, Enrique, sabes de cualquier manera, gané, y sali adelante. Porque la mujer que mas has amado en tu vida, yo la maté con mis propias manos.

Leona se despert6é muy aturdida, se dio cuenta de que estaba en un entorno himedo y bastante sucio. Entrecerré sus ojos y vio que se encontraba

a Sal por

toda

mas estridentes, como si se burlaran

Leona gritaba de angustia, la puerta del almacén se abrié lentamente. Después de una intensa luz, una figura muy atractiva y bien formada, vestida con un traje negro ajustado, entrd. Sus curvas eran

eres la mujer que sigue a Rodrigo!

Luisana, sus ojos almendrados sc entrecerraron con ligerezay un agradable toque de coqueteria. Se ajusto los guantes de

perdido en realidad el juicio? —exclamé Leona, furiosa, pero a la vez preocupada. — ¢Donde diablos estoy? jSacame de aqui de inmediato! {Si no lo haces, te aseguro que no saldras impune! Incluso Rodrigo no podra salvarte

rio atin mas, una

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