Mi Frío Exmarido

Capítulo 43

Amelia no estaba acostumbrada a ese tipo de miradas inquisitivas. Se levantó del sofá y señaló hacia su habitación

con la mano.

“Me voy a descansar un rato a mi cuarto”, dijo en voz baja. Luego, miró hacia la cocina y agregó, “Si tienes cosas que hacer, no te preocupes por mí. Pedir algo del delivery está bien.”

Dorian la observaba sin moverse. “Tranquila, no estoy ocupado.”

Con una sonrisa educada, ella respondió: “Bueno, te lo agradezco.”

Él apenas esbozó una sonrisa, pero no dijo nada.

Amelia también forzó una sonrisa, como una despedida y pasó a su lado para irse

De repente, Dorian extendió la mano y agarró su antebrazo.

Amelia se giró confundida hacia él.

Notó que los ojos oscuros de Dorian eran profundos, un negro intenso y denso que se escondía detrás de una calma

abismal.

mirada le recordó a Amelia el camino de regreso, cuando mencionó a Amanda

ella.

una mirada diferente, con una temperatura diferente, le provocó una

“Dorian…”

con fuerza, atrayéndola hacia su pecho. Cuando intentó levantar la cabeza, sorprendida, sintió que la cintura se le tensaba. Dorian la abrazó por la cintura y colocó su otra mano en su barbilla, ejerciendo una leve presión. Su rostro fue forzado hacia arriba y el beso de Dorian cayó sobre ella, feroz y preciso, lleno de una

y al reaccionar, intentó liberarse instintivamente. Pero cuanto más luchaba, el beso se volvía más intenso y él la abrazaba

medio de ese tira y afloja, Dorian la

ella y con la otra sostenía su nuca, forzandola a inclinar la cabeza, mientras continuaba su conquista

aterrorizada, intentó empujarlo, pero sus intentos solo parecían

extraño. Esa actitud desenfrenada y violenta la había visto por última vez la noche en que hablaron de divorcio, cuando después de llegar

“Dorian, no seas asi.”

nerviosamente su muñeca, suplicando en voz baja mientras aprovechaba cualquier oportunidad

miró brevemente y

vez, sino que se

no podía entender la acusación helada en su mirada, ni qué

lo había visto

había sido extremadamente

miraba y sus ojos se agrandaban ligeramente por

confusión y pánico, manteniendose en silencio y observandola desde su