Mi Frío Exmarido

Capítulo 79

Capítulo 79

La enfermera dudó al mirar a Amelia, pero al no recibir respuesta alguna, dejó de indagar y permitió que Dorian y ella empujaran la cama de vuelta a la sala de descanso.

Durante el trayecto, Dorian empujaba lentamente, asegurando un movimiento suave y cuidadoso, evitando cualquier sacudida que pudiera molestar a la paciente.

Cuando la cama fue colocada de nuevo en su lugar en la habitación, la enfermera no pudo evitar mirar a Dorian con confusión, percibiendo algo raro en ese hombre cuyo rostro y aura parecían contener una fuerza reprimida, pero cuyos gestos eran de una ternura casi protectora.

Después de algunas instrucciones, la enfermera se apresuró a marcharse.

En la amplia habitación, solo quedaban Amelia y Dorian.

Ninguno de los dos habló

Dorian en silencio le sirvió un vaso de agua y se paró junto a la cama, inclinándose para ayudarla a beber: “Toma un poco de agua primero.”

Su voz era todavía áspera, como si hubiera sido raspada por la grava.

aceptando el vaso que le extendía y tomando un

garganta seca.

tomaba tragos pequeños hasta terminar y tomó el vaso, colocándolo en silencio

lado.

Él no habló

Ella tampoco.

se

rato, su voz ronca sonó de nuevo: “¿No puedo tener un poco más de

hablaba, Dorian

se subió un poco la cobija y tras un largo silencio, finalmente habló con suavidad: “Dorian, no pedi el divorcio en un arranque de ira o para probar algo. Desde el día que me mudé de tu casa,

pesar de mi conflicto interno sobre qué hacer, nunca pensé en decirtelo.” Ella lo miró, su voz era suave, “Siempre senti que, dado que descubrí el embarazo

este bebé era extremadamente preciosa para mi. No he pensado en volver a casarme, pero quiero tener a mi propio hijo. Su aparición fue un regalo, asi que desde el principio, decidi mantener al bebe y dejar ir al padre. Si no regresaba a Arbolada, tal vez nunca nos encontrariamos y nunca descubrirías su existencia. Esto no afectaría tu vida en lo absoluto y tengo la base económica para criarlo y proporcionarle un ambiente próspero. Mi única preocupación era si mi salud me permitirá asumir el riesgo del embarazo y si podría estar con el bebé por mucho tiempo, también me preocupaba que

continuar. “Así que aunque estaba indecisa, sabía muy bien que quería tomar el riesgo. Pero una vez te diste cuenta de su existencia, ya no podía

una oportunidad de ganar. Mi indecisión en

me devolvian instantáneamente a la oscuridad de esos dos años. Ya había escapado de tu familia, ya había corrido a un lugar tan lejano pero, ¿por qué todavia…? Amelia

su mirada se detuvo en el

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