Mi Frío Exmarido

Capítulo 92

Capítulo 92

Fuera, la calle bullia con el ajetreo típico de la hora pico, con un ir y venir constante de personas.

Pero entre tantas caras similares, Dorian no lograba divisar ninguna que le resultara familiar.

Frunciendo el ceño en señal de confusión, caminaba mientras dejaba que su mirada escudriñara la multitud, pero no

hallaba nada.

El paso de su búsqueda se ralentizó hasta detenerse por completo; se quedó parado en su sitio, en silencio, observando el vaivén de la gente, con su rostro apuesto reflejando la perplejidad por el fugaz vistazo que había tenido momentos antes.

No estaba seguro de si habia visto mal esa silueta.

Giró ligeramente, mirando hacia el otro lado de la corriente humana, pero seguía sin encontrar lo que buscaba.

En la tranquilidad de un callejón, Amelia deambulaba sola, apretando su celular sin darse cuenta, con la palma de la mano ligeramente sudorosa y un corazón que latía un poco más rápido de lo normal, sintiéndose perdida y desorientada.

No esperaba volver a ver a Dorian, asi, sin previo aviso.

Nunca había pensado que se encontrarian de nuevo y aunque en un encuentro casual como el que acababa de suceder, lo lógico hubiera sido saludarlo con naturalidad, en lugar de huir despavorida como lo había hecho.

Amelia no sabía por qué había evitado el encuentro.

Su cuerpo parecía haber tomado una decisión antes que su mente.

Ahora ni siquiera tenia el valor de regresar al edificio de oficinas; necesitaba tiempo para asimilarlo emocionalmente. Por eso, cuando Susana le llamó por teléfono para preguntar cuánto tardaría en llegar, se disculpó con ella y con Rufino, explicando que un imprevisto la habia retrasado y que tendrían que reprogramar su encuentro.

atento, tras asegurarse de que ella solo había tenido un contratiempo menor y no estaba en peligro, le instó a descansar y le aseguró que el trabajo podia

de la carretera, sus ojos oscuros barrian inconscientemente entre los transeuntes, su rostro normalmente sereno mostraba una leve consternación, como si buscara a

palmada en el hombro: “¿Qué pasa? ¿Estás buscando

se giró hacia él, su expresión ya había vuelto a la calma fría que Rufino conocía:

antes de enfocarse: “¿Terminaste

negó con la cabeza:

que tenías que hacer?”

Dorian, dijo: “No puedo dejar que vengas desde tan lejos

“No te hagas el

del coche y se dirigia hacia el

riendo: “Déjame vivir mis ilusiones de vez en cuando,

se dingieron al restaurante de

comercial, no muy lejos de la empresa, apenas a poco más

Capitato 912

estaba decorado con un estilo retro latinoamericano muy característico: ventanas con celoslas, puentes y

trajes tradicionales, incluso ofrecen alquiler de vestimentas y pelucas tipicas, así como servicios de fotografia. Mucha gente viene aquí para hacerse fotos”, explicó Rufino. “Aunque parezca que se pasan de la raya con el servicio, realmente se esfuerzan en la cocina. Aquí sirven de los platos más

vistazo al salón

la espaciosa disposición, no había la sensación de bullicio que se sentía en otros restaurantes, sino más bien una atmósfera tranquila y serena, lo que hacía

ya un cliente habitual, saludó a los del bar antes de llevarlo a una mesa

devolvió el menu: “Pide

amigo asintió con un gesto de ‘OK’, sin

con la yema de los dedos la taza hacia Rufino, mientras se llevaba la suya

la silueta que había vislumbrado fugazmente bajo

soltar la carta, levantó la vista justo para notar la pausa y la distracción de Dorian. Extendió la mano sobre la mesa para darle un toque en el codo: “¿Qué te pasa?

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