Mi Frío Exmarido

Capítulo 122

Capítulo 122

Él echó un vistazo a la foto.

Amelia estaba entre la multitud, con un abrigo de cachemira color avena, holgado y sencillo, pero con un toque juvenil y a la moda.

No llevaba bufanda, dejando al descubierto la delicada blancura de su cuello y la definición de su clavícula, sin rastro alguno de embarazo.

འ གལ་

Su rostro conservaba la misma serenidad y dulzura de siempre, con un aire de intelectualidad. Vestia de manera discreta, pero destacaba en la multitud como una joya entre guijarros.

Si el niño aún estuviera en camino, ella debería tener casi ocho meses de embarazo en febrero, pero en la foto no se le notaba para nada.

Hay más fotos.”

Fabiana se extendió para deslizar la imagen y la pantalla cambió a la siguiente toma.

Era una foto espontánea en la calle.

La gente miraba los edificios, algunos con la cabeza inclinada, otros agrupados en discusión.

El perfil de Amelia también fue captado, parada sola bajo un alto edificio, mirando hacia la cumbre, con la mano derecha sosteniendo un lápiz, señalando algo.

A pesar del abrigo holgado, la linea de su cintura delataba su figura delgada.

Sus muñecas y tobillos, eran tan finos como los de cualquier joven.

habría llevado a término ese embarazo, Dorian sintió un leve desasosiego al ver la

no pasó por alto la sombra de tristeza en su rostro y preguntó con curiosidad:

cabeza, mirándola, “Amelia estaba

lo miró confundida, “Iba a clases, salía cuando tocaba, asistía a las prácticas. Estudiaba con seriedad, igual que

preguntar con extrañeza: “¿Por qué

solo curiosidad.” Respondió devolviéndole el móvil,

de que.” Fabiana sonrió tomando

se giró hacia la casa, donde Manuel asomaba

en su bastón, “Amandita apenas

invitación de Manuel, Solo tenía un asunto

de una breve despedida, se subió al coche

esperando con un par de botellas de tequila

míró:

que alguien va a pasar una noche en vela y yo tampoco puedo dormir con este nudo en el pecho.” Viendo a Dorian

reojo: “No es tu

que me casara con ella? Aún no he empezado y ya me han dado por muerto,

se giró, contemplándolo con una mirada pensativa: “No estarás pensando en Amelia,

qué si lo hago?

tomó en serio:

Rufino torció la boca.

preparado para enfrentarse a una mujer tan

la misma mujer?” Suspiró Rufino, observando a Dorian presionar el lector de huellas de la

comportándose como si estuviese en su propio hogar. Tomó dos copas del mueble bar, las llenó y le pasó una:

vació de un trago y con un “clink”

al pecho de manera exagerada, “¿Tienes idea de lo mucho que me gustaba el proyecto del resort con el diseño de Amelia?

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