Mi Frío Exmarido

Capítulo 170

Paso la noche entera sentado en el balcón, dejando que la brisa nocturna le acariciara.

Nunca antes habia pasado una noche entera asi, solo y en silencio, sumergido en recuerdos y reflexiones.

Aun cuando a veces pensaba en Amelia, siempre se forzaba a concentrarse en sus estudios o trabajo, evitando los recuerdos y la nostalgia.

Pero esa noche, la añoranza le golpeó con fuerza. Recordaba a aquella chica de preparatoria, al principio algo timida, que se fue transformando en alguien dulce con un toque travieso al conocerlo mejor

Recordaba que Amelia se habia abierto a él durante el semestre en que compartieron pupitre. Aunque conservaba su timidez, también revelaba la vivacidad y picardia propias de su edad.

Ella era cariñosa cuando se acercaba a él, a veces caprichosa mostrando su caracter, pero también era rápida en buscar la reconciliación, como una niña que se niega a crecer

En el segundo semestre, incluso habia pedido volver a su rincón en el aula.

Habian compartido una intimidad especial, ajena a los demás en su clase Ella dependia de el de una manera que solo ellos podían entender

Pero en algún momento, todo cambio. Ella se volvió reservada, tranquila y extremadamente obediente, perdiendo aquel desenfado juvenil.

Después de graduarse de la preparatoria, se alejó de su vida de una manera serena y silenciosa.

años después, cuando se reencontraron, Amelia habia madurado aún más, mostrándose calmada

estabilizada.

y serena, nunca causando problemas. Aquella chica de la preparatoria que a

conoció en aquel tercer año de preparatoria, a

corazón de una niña.

la oficina, Dorian se encontro

al estacionamiento subterráneo en su coche y tomó uno de los ascensores generales

se detuvo en la planta baja y cuando las puertas se

multitud, Dorian vio que ella, que también entró en

una breve pausa, desvió la mirada con tranquilidad, quedándose de pie en

era la viva práctica de su deseo de ser solo

que ambos habian

calma, no la saludó, pero dejó su mirada caer sobre su perfil

a él, cada uno en una esquina

de estar rodeado por la multitud, la altura

y serena, como había sido

niña que lo miraba con ojos grandes e inocentes, pidiéndole

podia recordar cuando exactamente habia