Mi Frío Exmarido

Capítulo 247

Amelia parpadeaba con sus grandes ojos, una lucha fugaz cruzaba su mirada.

“Si ambos lo disfrutamos, ¿por qué no vivir el momento y dejarnos llevar por el placer?”

Su voz se tornó más suave, casi seductora.

Hubo un instante de debilidad en ella.

No era de las que se reprimían, todas sus decisiones venian del corazón.

Ya sea la primera vez que se entregó a Dorian, la decisión de casarse con él, la de divorciarse o incluso la entrega de la noche anterior, cada vez, siguió su deseo más profundo.

Con un súbito coraje impulsivo, decidió lanzarse sin mirar atrás.

Después de todo, como decía Dorian, oportunidades así no se presentan dos veces en la vida. Mejor disfrutar el momento sin remordimientos.

Como ambos estaban solteros, no existían cadenas morales que los ataran.

Esa osadía la llevó a olvidarse de toda reserva y vergüenza, sin más, tomó del cuello a Dorian y se puso de puntillas para besarlo.

El contacto de sus labios encendió todos los deseos ocultos.

Dorian, tomando la iniciativa, la presionó contra la pared con movimientos firmes, desenfrenados y una violencia que desafiaba toda precaución.

del vestido se soltó y cayó al suelo, llevada por la brisa que soplaba hacia

preocupo por ello, se entregaron a un beso todavía más profundo, dejando que el deseo volviera

del viento y la lluvia afuera continuaba

tormenta solo intensificaba la pasión y el calor de su

el servicio del hotel había traido la

pero ninguno cesó, siguieron entrelazados como fieras, desgarrando y enredandose,

indulgencia desenfrenada continuó a intervalos hasta que el

hambre, el resto del tiempo

estado tan

habían mantenido contenidos y conservadores. Lo más atrevido que habían hecho antes fue hacerlo

el día, ni

la tormenta habia confundido el día y la noche, haciendo

habían expuesto

y la confusión, con la llegada

un día soleado hacía que la locura de la noche de

habitación, Amelia y Dorian acordaron

Capitulo 247

días y una noche.

ambos fueron a la recepción del hotel a hacer el check-out, Yael

de al lado, aburridos y atrapados sin nada que hacer, compartiendo una habitación y una cama sin privacidad alguna,

que en cuanto se calmó el viento, se apresuraron

Rufino bostezó y se levanto

asfixia.