Mi Frío Exmarido

Capítulo 258

Capítulo 258

“Para él, lo último que se necesita son los lazos emocionales. No está siendo él mismo ahora, seguro que se está forzando a alejarse.” Rufino la miró y dijo, “La verdad es que la única que siempre ha podido desatar sus emociones has sido tu. ¿Seguro que no quieres reconsiderarlo?

Amelia, aunque no nos conocemos desde hace mucho, de verdad espero que seas feliz.”

“Gracias.” Ella le agradeció de corazón, miró a Rufino y continuó, “Si no hubiera pedido el divorcio, tal vez nunca nos habriamos separado, pero esa no era la vida que quería. Lo que yo necesitaba y lo que él necesitaba siempre fueron cosas distintas, no somos del mismo mundo, y por eso estaba destinado a no funcionar.”

Rufino no supo qué decir por un momento.

“Pedi el divorcio cuando todavía lo amaba. Lo amo, pero eso no me impide decidir irme.” Amelia lo miró fijamente y habló con calma, “Hay cosas que no tienes por qué tener solo porque te gusten y tenerlas no garantiza la felicidad, disfrutar el proceso ya es suficiente. La naturaleza humana y la vida son demasiado complejas, no hay que obsesionarse con los resultados, si no funciona, simplemente no funciona.”

Dicho eso, Amelia no dijo más, asintió con la cabeza a Rufino, tomó los papeles de la mesa y se dio la vuelta para irse.

Su delgada y erguida silueta pronto se reflejó en la pared de vidrio esmerilado.

Rufino observó su rostro sereno y hermoso, con una expresión algo compleja.

No había imaginado que convencer a Amelia sería más difícil que convencer a Dorian.

Vivía con tanta claridad y firmeza, aceptaba el dolor de la pérdida, pero no le impedía avanzar con paso firme.

Si Dorian realmente se casara, ella podría sufrir, pero nunca interferiría y mucho menos se permitiría sumirse en el autocompadecimiento.

Para Amelia, lo que no quería, simplemente no lo quería.

De repente, Rufino comenzó a entender la inconstancia de Dorian.

Con respecto a Amelia, que no se dejaba influenciar fácilmente, también se sintió impotente.

Amelia regresó a su oficina.

puerta se cerró, la serenidad de su rostro se desvaneció ligeramente, frunciendo el

una enfermedad

órgano emocional de su cuerpo, su estómago reaccionaba honestamente a sus fluctuaciones

vez que experimentaba tal reacción

de preparatoria, cuando

dio cuenta de que cuando

cuando pidió el divorcio y él simplemente

los

percepción del dolor tiende a volverse más insensible con el

hondo, suprimiendo la incomodidad en su estómago y la picazón en sus ojos,

agua

se escuchó un golpe en la puerta y al abrirse, Rafael entró con la nueva propuesta

en la mano

cambios en la propuesta, échale un

el rostro pálido de Amelia y su ceño

“¿Te sientes mal?”

mientras caminaba

el almuerzo

pensativo: “Tengo pastillas para el estómago, te puedo

la cabeza: “No es necesario, con beber

asintió y no insistió

esta

declinó: “Otro día quizás, todavía

en silencio por

realidad la forma más rápida de

el rostro de Amelia se tensó

ambos siguen solteros, en el

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