Mi Frío Exmarido

Capítulo 285

Capítulo 285

Manuel siguió las indicaciones hasta encontrar a Amelia y no pudo ocultar su sorpresa y alegría: “¿Eres tú?”

La última vez que estuvo en el hospital, estuvo a punto de caerse y fue Amelia quien lo salvó.

En ese momento, quería pedirle el nombre y contacto de Amelia para agradecerle, pero ella se había ido sin dejar nada. Se había lamentado por eso un rato y no esperaba encontrársela de nuevo.

La alegria de reencontrarse con su salvadora hizo que pasara por alto el apodo de “Amandita” que Elisa le había puesto y solo dijo sonriendo a Amelia: “Chiquita, nos encontramos otra vez.”

A él le gustaba añadir “chiquita” al nombrar a las personas, y como Amelia parecía joven, se había acostumbrado a llamarla así.

Amelia tampoco esperaba que fuera pariente del anciano y le sonrió cortésmente: “Hola.”

Óscar Sabín confundido, se acercó: “Papá, ¿ustedes se conocen?”

Petra Sabín, la esposa de Óscar que estaba ayudando a Manuel, también miró a Amelia confundida y su rostro mostró un ligero desconcierto al ver su cara.

Amelia también notó su mirada y la devolvió instintivamente.

Petra, al ver que Amelia la miraba fijamente, le sonrió ligeramente.

Amelia volvió en sí y respondió con una sonrisa.

Manuel ya estaba explicando con una sonrisa:

“La última vez tuve una subida de presión y me quedé en el hospital, me aburría tanto en la cama que, como Lucas no estaba, pensé en salir a caminar un poco, a tomar aire. Pero apenas llegué al corredor del jardín del hospital, me mareé y estuve a punto de caerme. Gracias a esta chiquita, que me agarró, mis viejos huesos se salvaron.”

Luego miró preocupado a Amelia: “Oye, tú no te lastimaste esa vez, ¿verdad? ¿Estás bien?”

Y a los demás les explicó: “En ese momento, todo fue muy rápido y ella usó su cuerpo para amortiguar mi caída. Ese

suelo de baldosas es duro.”

cuando Lucas no está cerca. Si te hubieras caído, ¿qué

un poco avergonzada por el

llámame Amelia,”

anterior: “¿Estás segura de que no te lastimaste? ¿Estás

bien, no se

había sido ignorada, intervino insatisfecha: “Amandita, Amandita ha

mano de Amelia para llevarla frente a

Amanda y se sintió

de encontrarme con la señora en el parque, parece que me

sombra de dolor cruzó su rostro, luego miró a

a nadie. A menudo me confunde con su hijo o a su hijo conmigo. No te lo

con comprensión:

les dejo a la señora, tengo asuntos que

anciana para irse, pero la anciana

pecho

irte, tienes

al abuelo y a la abuela, nuestra familia

falta, acabo de comer,” rechazó

tu número de teléfono?” Petra sacó su teléfono y dijo: “Cuando tengas tiempo, nos dices y te invitamos a

la oferta, “Solo pasaba por aquí y ayudé a traer a la abuelita a

sostenía su mano con fuerza, con paciencia intentó convencerla: “Abuelita,

de Amelia, la anciana negó con

se volvió hacia los demás diciendo: “Amandita, vamos todos juntos

viendo que se había puesto terca, rápidamente trató de calmarla: “Mamá, Amandita está

persuadió: “Eso es, amor, Amandita está en casa. La muchacha tiene a

qué dices? Ella es

aire enfadado, tiró de la mano de Amelia y se dispuso

y los demás se quedaron

persuadirla con paciencia y buenas palabras, pero la anciana era

hablaban con dureza, se

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