Mi Frío Exmarido

Capítulo 390

Capítulo 390

Desde que Amelia había coincido a Fabio, sabía que tarde o temprano llegaría este día.

La llamada de Fausto había tardado incluso más tiempo del que ella había anticipado.

“Tuve una hija mientras estaba fuera del país,” respondió en voz baja, sin intentar ocultarlo más, ya que Dorian y Serena lo habían reconocido ante Fabio.

“Mi niña, estabas embarazada y ni siquiera avisaste a la familia.” Fausto no podía evitar sentirse preocupado, “¿Has pasado muchas dificultades estos años, verdad?”

“Todo está bien. Ya es cosa del pasado,” Amelia se acomodó para mirarlo mejor, “Papá, ¿cómo has estado de salud últimamente?”

“Bueno, bastante bien,” Fausto no pudo evitar charlar con ella, “Tu hermano y tu cuñada estaban diciendo que Lea pronto tendrá que ir a la escuela y necesitan mudarse a un distrito con mejores colegios. Se endeudaron para comprar un apartamento en una buena zona de la ciudad y ya se mudaron. En ese momento pensé en llamarte, pero sabiendo que estás en el extranjero, con la diferencia de horario y que sería un viaje agotador para ti, decidí no decirte.”

“No te preocupes, papá,” Amelia to consoló suavemente para que no se sintiera tan cargado de preocupaciones.

“¿Cuándo podrías traer a tu hijita a visitarnos?” Fausto dudó antes de decir, “Ya soy mayor y después del accidente que tuve, mi salud no es la misma. Realmente quiero conocer a tu niña.”

Al mencionar eso, Fausto se sintió un poco reconfortado, “Qué bueno, mi pequeña Meli finalmente tiene su propia hija.” Las palabras de su padre hicieron que a Amelia se le humedecieran los ojos.

“Yo…” dudó un momento, “mejor no vuelvo a casa, buscaré un momento para invitarte a comer, ¿te parece?”

“Claro que sí,” Fausto contestó tan emocionado como un niño, “Cuando tengas tiempo, llámame y organizamos algo. No quiero interrumpir tu trabajo ahora.”

“Está bien.”

Amelia colgó el teléfono y se quedó sosteniéndolo con ambas manos, intentando calmar sus emociones.

Desde afuera, Fabiana que justo levantaba la vista, notó la expresión agridulce en el rostro de Amelia. Frunció el ceño confundida y su desconcierto se mezcló con sentimientos encontrados.

Para ella, Amelia ya era una ganadora en la vida.

Era hermosa, con un cuerpo envidiable, inteligente, se destacaba en todo lo que hacía, había asistido a una universidad de prestigio, tenía pasión por el diseño y era talentosa.

Ahora también tenía a Dorian, un hombre rico y poderoso que la adoraba, aunado a una hija inteligente y hermosa. Con esa trayectoria y experiencia de vida, Fabiana no entendía qué más se podría desear.

Al pensar en Serena, los sentimientos de Fabiana se tornaron aún más complicados.

visitas ocasionales de Dorian con Serena a la oficina, se había

Amelia.

tan inteligente, educada y bella también era hija de Amelia, además había nacido en secreto

veces, Fabiana sentía que

tenido la energía para tener un hijo durante sus estudios, sin que eso le impidiera

arduamente, pero sus diseños

y dejaba para que su hija jugara, se convertían en obras maestras

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sus diseños y hacia aquel que ella había encontrado por casualidad, Fabiana

sentirse desilusionada y pensar que

agridulces, Fabiana volvió a su casa un poco frustrada. Sacó aquel diseño que había modificado hasta

mi diseño, ¿qué

ansiedad y emoción, extendió

ambas y compartiendo oficina con ella, donde un día sin verse era un día perdido, no se atrevió a seguir con su plan original. Por eso había estado trabajando sin descanso los últimos días, puliendo el

de expectativas, pero a medida

contento con el diseño anterior, no veo la necesidad de

haciendo un puchero mientras abrazaba el brazo de Manuel. “Abuelito, este tiene más esencia, vamos a

Manuel se mostró incómodo.

Lorenzo entró a la oficina: “¿Qué

hecho unos cambios en el diseño y quiere que usemos esta

frunció el ceño, luego devolvió los planos a

planos y el proyecto ya se han enviado a las

alzó la

como Manuel se sobresaltaron con la reacción de Fabiana y le preguntaron al mismo tiempo. “¿Qué

chica estaba desesperada: “¿Cómo pudieron

sin tu consentimiento?“, preguntó Lorenzo frunciendo el ceño. “¿No confirmé contigo el otro día

hacer unos cambios,” insistió Fabiana al borde del llanto. “El abuelo había aceptado, ¿cómo pudieron

intervino sintiéndose culpable: “La culpa es mía, que soy un despistado

principales interesados somos el abuelo, la abuela y yo. A ellos les encantó el diseño y a

señalando los nuevos planos de Fabiana: “Además, no creo que este nuevo diseño mejore al original.

que cuenta es la primera impresión. Pensarlo demasiado puede resultar contraproducente, A mi me gustó cómo estaba al principio, no hace falta

“No es eso, yo…”

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