Mi Frío Exmarido

Capítulo 420

Capítulo 420

Fara sabe que Donan escucharla a Ar

Amelia no insistia en el asunto, el dejaria de presionar

Siempre

impre y cuando Amelia no insistiera

De repente, como si hubiese visto una luz de esperanza, se levantó del sofá con esfuerzo y trastabilflando, abrió la puerta de la casa, luego salió comendo sin detenerse un segundo

Primero fue a buscar a Manuel

Manuel acababa de acostarse y estaba medio dormido cuando un insistente golpeteo en la puerta to desperto Incomodado por haber sido interrumpido, se levantó lentamente de la cara y se dirigió a la puerta

Alatra, encontró a Fabiana con los ojos rojos e hinchados de llorar. El anciano se sintió tan conmovido que su voz se suavizó como si estuviera hablando con un niño “Mi querida Amandita, ¿qué te ha pasado? ¿Tu hermano te ha dicho algo?

Fabiana, con lágrimas en los ojos, negó con la cabeza: “No, no tiene nada que ver con mi hermano

Abuelo, me podrías acompañar a disculparme con Amelia? Creo que le debo una disculpa, suplicó con voz temblorosa y sus

Al escuchar que queria disculparce, Manuel sintió alivio y asintió repetidamente: “Claro que si, deberiamos ofrecerle una disculpa formal

Fabiana Siento que si voy sola no

lo pensó dos veces antes de aceptar. Por supuesto que acompañaré a

estaba en el balcón, y

tomó complicada: “Tu abuela no está muy

que caminar, insistió Fabiana apresuradamente. “La abuela siempre ha querido ver a Amelia, no es cierto? Esta

Manuel la miró fijamente

se sintió un poco culpable y su voz se apagó mientras admitia su verdadero propósito: “Con la abuela presente, tal vez Amelia sea más comprensiva. Mi hermano me dijo que Dorian quiere

llorar nuevamente, luciendo culpable y

fin y al cabo, Amanda era su nieta. Pensando en que fue descuidada en su juventud, tuvo que sufrir mucho y que incluso podría haber sido llevada por

haber crecido felizmente en el seno de su familia. Si no se hubiera perdido aquel dia, quizás no habria

al final, era él

dolor y culpa, pero también aliviado de que ella reconociera sus errores y estuviera dispuesta a rectificar, finalmente asintió: “Está bien, los dos te

“Gracias, abuelo.”

lanzó a los brazos de Manuel, agradeciéndole repetidamente entre sollozos y

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Manuel

aliviado por su madurez y la conforto en voz baja “No hay de qué agradecerme, eres mi velve

decir eso, levanto la vista y le pregunto. Por cierto,

No estaba preocupada por no poder encontrar la casa

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