Mi Frío Exmarido

Capítulo 486

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Capítulo 486

Yael se encontraba en una encrucijada, tratando de responder con una sonrisa incómoda y una habilidad digna de un torero, respondió: “Creo que debería hacerle esa pregunta al Sr. Ferrer directamente.”

Eduardo lo miro con ojos entrecerrados, sabiendo que no sacaria nada con insistir.

“Entonces…” Se animó a preguntar con cierto titubeo, “¿la mujer sigue en la empresa?

Yael hizo como que no entendia: “¿Quién?”

“Esa… esa. le costaba mencionar a Amelia, asi que simplemente lanzó una mirada hacia la oficina de Dorian, “esa purs…

¿Ah?” Yael seguía fingiendo desconocimiento.

“Amelia.”

Eduardo finalmente rompió el silencio y pronunció el nombre con un tono de fastidio.

“Oh.” Yael fingió una epifania, “Si, todavia está aquí. Pero he oido que ya está haciendo la transición para dejar su puesto, cuando llegue el nuevo director probablemente se vaya.”

Eduardo automáticamente recordó el proyecto del resort de estilo tradicional: “¿Y qué pasará con el resort de estilo tradicional cuando ella se vaya?”

Yael miró significativamente hacia la oficina de Dorian: “Sr. Eduardo, creo que deberia preocuparse primero por cómo le va a afectar a su hijo que se vaya,”

Eduardo frunció el ceño aún más: “¿Qué pasa con los hombres de ahora, dejándose manejar por una mujer? ¿Qué clase de imagen es esa?”

Yael sonrio: “Mire, Sr. Eduardo, no es tan simple. Usted mismo ha visto cuanto su hijo depende de la Srta. Amelia ahora. Si ella realmente quisiera manipular al Sr. Ferrer, no habria elegido seguir su voluntad y marcharse. Si ella quisiera quedarse, el Sr. Ferrer le daría hasta las estrellas del cielo si ella lo pidiera o entregarle la empresa sin pestañear. Digame, si fuera usted, ¿no seria mejor quedarse y tomar una empresa tan grande? Pero ella no eligió eso, lo que significa que no quiere manipular al Sr. Ferrer ni está interesada en su dinero. Ella simplemente no quiere poner al Sr. Ferrer en la posición dificil de escoger entre usted y ella.

Sr. Eduardo, piénselo, tener una chica tan bonita e inteligente a su lado, que ama y entiende al Sr. Ferrer, es algo maravilloso, ¿no le parece?” Yael continuó con una sonrisa, “Con una esposa asi, el Sr. Ferrer puede enfocarse en sus negocios con tranquilidad, ¿no es asi?

Si tuviera una esposa caprichosa y mimada, el Sr. Ferrer tendria que preocuparse tanto por los negocios, como por calmar las aguas en casa. No tendría un lugar para relajarse, seria agotador, ¿no cree?” Yael seguia hablando, manteniendo su sonrisa amable.

El semblante de Eduardo no mejoró

“Esa mujer no es única en el mundo. Su tono aún era de resentimiento.

“Pero si es la única que el Sr. Ferrer quiere.” Yael dijo, mirando de reojo hacia la oficina de Dorian, con una expresión de preocupación.

Eduardo volvió a pensar en la apatia de Dorian y en su conversación sobre el significado de la vida. Se sentia inquieto y queria ir a verlo de nuevo, pero temía parecer demasiado intrusivo.

no podía dejar de preocuparse, asi que se dirigió a Yael: “Pasa a ver al Sr. Ferrer de vez en

Yael asintió: “Claro.”

tengo que

no estaba completamente seguro de irse sin más,

y golpe,

Esta bien

su hijo se filtro desde la

eso. Eduarde se satie un poco mais

censor

hacia abajo y la figura solitaria de Dorian frente a la ventana, junto con

el ascensor estaba a punto de pasar por el piso diecisiete, donde se encontraba el Estudio de Arquitectura Esencia–Rufine, no pudo resistirse mas y

y las

Esencia–Rufino al otro lado del pasillo, dudo un momento, pero

de cristal automatica se

estaban sumergidos en su trabajo

estaba de pie frente al escritorio de Dalia, discutiendo

hacia la entrada y su vista se detuvo por un breve segundo en Eduardo, quien entraba con paso vacilante. Luego, su mirada volvió calmadamente hacia Dalia, que seguia exponiendo

via y orgullosamente, desvió la

de su silla, exclamando con entusiasmo, “Sr. Eduardo, que sorpresa teneric por aqui!”

voz hizo que los demás en la oficina torcieran el gesto,

se sentia mucho más cómoda

pero estuve atareada con el trabajo y

aunque sus ojos inevitablemente buscaban a Amelia, quien parecia haberse cividado

diferencia de Fabiana, Amelia mostraba una actitud seria y dedicada

que, en realidad, nunca la había visto realmente enfocada

trabajo:

estar de un

Fabiana retro su sonrisa y pregunto con inocencia: “¿Sr. Eduardo,

y cálida, “sigue con lo tuyo,

es hora del almuerzo y seguro que no ha comido. Lo acompaño a comer

se dio cuenta de que era hora

dija.

me encargo de organizarlo,”

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Capitulo 450

bien para mi

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