Mi Frío Exmarido

Capítulo 565

Capítulo 565

Camilo estaba que echaba humo, con la tela de su camisa aún en las manos del mesero, que insistía en limpiarla con una terquedad digna de un novato. Intentaba recuperar su camisa sin poder quitársela, pero tras varios tirones y sintiendo la presión, no pudo evitar soltar un gruñido furioso: “¡Lärgate!”

Parecia que estaba a punto de perder el control y patear al mesero.

Max, preocupado de que Camilo se metiera en problemas en ese momento critico, lo detuvo rápidamente: “Sr. Samper, cálmese, lo importante es lo importante, no perdamos tiempo.”

Mientras hablaba, miró al mesero y le dijo con paciencia: “No te preocupes, si se ensució, se ensució. Nosotros nos encargamos. Anda, sigue con lo tuyo.”

El mesero, con una cara de culpa, insistió: “Pero fue mi error, no puedo dejar que el cliente pague por mi equivocación.” Y seguía buscando una toalla limpia para quitar la mancha.

Camilo estaba tan enojado que casi se quita los pantalones alli mismo para lanzarselos.

“¿Qué clase de trabajo hacen aquí? Tanto rollo, ya dije que me encargo…

No había terminado de hablar cuando el gerente también apareció, confundido y disculpándose: “Lo siento, señor, ¿ocurrió algo? ¿Hay algo en lo que pueda asistirlo?”

Camilo no dijo nada.

El mesero, que estaba tratando de limpiar la mancha desesperadamente, levantó la mirada hacia el gerente con una cara de tristeza: “Accidentalmente choqué con este señor cuando llevaba una comida a la habitación de al lado.”

El gerente se disculpó con Camilo: “Lo siento mucho señor, fue un descuido de nuestro servicio. ¿Por qué no va a su habitación, se cambia de ropa y nosotros se la lavamos?”

Hizo un gesto cortes e indicó, “después de usted“.

el peligro de un conflicto en ese momento y tragándose su furia, casi gruñó al gerente con dientes apretados, “Aprecio su responsabilidad, pero tengo una

“Claro, claro, fue falta de

mesero, poniendo cara seria:

“Está bien.”

mesero ya se apresuraba a asentir, agarrando el pantalón manchado de Camilo y con una toallita húmeda en mano, estaba a punto de empezar

entiendes que dije que no hace falta?”

grito, tirando de su pantalón con fuerza, sorprendido de haberlo recuperado, casi cae por el esfuerzo excesivo, pero Max lo

a punto de llorar,

el pantalón sin limpiar.

disculparse con Camilo: “Señor, realmente lo siento, nuestro mesero es nuevo y todavía está aprendiendo. Reforzaremos la capacitación. Déjeme limpiarlo por

de las manos del

“¡No hace falta!”

y sin detenerse, se

a Max: “Está bien, señor, si necesita

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una vez que las puertas se cerraron lentamente, dejó caer su sonrisa respetuosa y

estaba de pie, sin rastro de miedo

en silencio, con una llamada que le indicaba que podía

teléfono vibrante y le soltó un “vuelve al trabajo

el ascensor, su cara tan oscura como el fondo de una olla por el molesto incidente. todavía enfadado y con pasos apurados, sin mirar por donde iba, no vio a Fabiana entrar rápidamente por la puerta giratoria. Justo cuando llegaron a la entrada,

pueden ver por

la prisa apoderándose de ella, se quejó

apurada, camino a algún lugar, cuando de repente recibió la noticia de que Camilo se iba. Intentó llamarlo pero no contesto y no tenía idea de qué estaba sucediendo. Asi que apenas bajó del coche, se apresuro hacia el hotel sin prestar atención al camino, sin querer terminó chocando con alguien justo en

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