Mi Frío Exmarido

Capítulo 575

Capítulo 575

El sonido de la puerta del coche al cerrarse marcó el inicio de un viaje a toda velocidad, disparándose como una flecha en la noche.

Héctor no tenia ni la más remota idea de a donde lo llevaban Dorian y Yael, ni qué iban a hacer.

No se atrevía a preguntar, sus manos nerviosas estaban entrelazadas sobre sus rodillas, con el cuerpo pegado a la puerta del automóvil, no queria estar demasiado cerca de Dorian y mucho menos se atrevía a romper el silencio.

Dorian tampoco hablaba, sentado rígido y erguido, con un rostro sereno pero severo, la presencia que emanaba de él era tan opresiva que Héctor apenas se animaba a moverse. La presión psicológica lo estaba aplastando, sin encontrar

un escape.

Ni Dorian ni Yael le daban espacio para respirar.

Yael no reducia la velocidad del carro, incluso parecía acelerar más conforme avanzaban.

El silencio se mantenía.

La atmósfera tensa y opresiva crecia en el confinamiento oscuro del vehículo, exacerbando la presión que Héctor sentia, una presión que parecia un interrogatorio implicito.

A pesar de que Héctor intentaba convencerse de que Dorian no sabía nada, que de lo contrario no hubiera venido por él sino que directamente habria llamado a la policía, ese autoconvencimiento se desmoronaba al recordar la actitud que Dorian había tenido en la tarde con Camilo y Fabiana en el Gran Hotel Paraíso. Dorian nunca actuaba sin estar seguro, su búsqueda no era para escuchar excusas.

El torbellino de pensamientos se detuvo abruptamente cuando Yael estacionó frente a una vieja mansión que parecía abandonada. Héctor se derrumbó en el asiento, sin fuerzas para moverse,

Dorian y Yael ya estaban fuera del coche.

Dorian se dirigió directamente hacia la mansión, su figura alta y recta recortada contra la oscuridad de la emanando una frialdad implacable.

a través de la ventana y dijo: “Señor Héctor, ¿necesita que lo

ya no tenía la sonrisa de

sintió miedo ante este nuevo

temblorosas, abrió la puerta del coche.

qué necesitan de mi?” Su voz temblaba

noche,

antes de girar y caminar

mirada de advertencia.

más remedio que seguir los

la mansión estaba vacio y silencioso, a oscuras.

ya estaba sentado en el otro extremo de la larga mesa del comedor, con los brazos cruzados, observándolo sin

moverse.

las sombras, con la luz intermitente de la farola exterior reflejándose en su perfil, sus ojos oscuros brillában con una

amenazante.

bajo la presión de ese

le indicó con una mirada el asiento vacío a su

“Gra–gracias.”

se sentaba, la opresión que emanaba de

lo empujó de vuelta al

13:13.

Capitulo 575

quien también lo observaba, mientras preguntaba con cada palabra marcada:

sorprendió y sin esperar esa pregunta,

el hombro: “Te está hablando,

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