Mi Frío Exmarido

Capítulo 695

No fue hasta que se detuvo a contar que Dorian se dio cuenta de que Rafael era una sombra constante en su vida.

Aquel hombre que no podía encontrar por más que buscara, Rafael se topaba con él solo dando úna vuelta por la cuadra.

Dorian frunció el ceño una vez más.

Amelia lo miraba algo confundida mientras las arrugas en la frente de Dorian se hacían más profundas. “¿Qué sucede?“, preguntó sin entender.

Ya que no había ningún amorío entre ella y Rafael, y ni siquiera eran amantes ni novios, no comprendía por qué él se estaba bastante preocupado.

“No es nada en particular.”

Dorian levantó la mirada hacia ella, sin ganas de compartir las recién contadas coincidencias entre ella y Rafael, para evitar que Amelia también cayera en el pozo de los misterios del destino.

“Él tiene intenciones contigo, y no confío en él,” agregó Dorian.

Amelia se quedó sin palabras. “¿No deberías preocuparte más si yo tuviera intenciones sobre él?”

Pero ella no tenía ninguna.

Al menos la Amelia de ahora no, a menos que en el pasado…

Amelia comenzó a inquietarse nuevamente, ya que se había reencontrado con Rafael en la universidad cuando el matrimonio de Dorian tenía problemas, empezó a sospechar si…

Dorian le miraba fijamente: “¿De qué te sientes culpable?”

“Yo…” Amelia pensó por un momento y luego lo miró, “¿Crees que en el pasado en la universidad podría haber tenido algún interés en él? Después de todo, en ese entonces teníamos problemas en nuestro matrimonio, y de repente aparece un hombre guapo, que además podría ser atento y cariñoso.”

“Eso es imposible.” Dorian fue categórico. “Aunque no estaba a tu lado en ese entonces, siempre había alguien pendiente de ti, y şi te hubieras acercado a Rafael, me hubiera enterado.”

Amelia se tranquilizó: “Entonces eso es bueno.”

Pero el corazón de Dorian seguía inquieto.

Las personas que vigilaban su situación ni siquiera habían notado su embarazo y parto, así que si ella y Rafael realmente hubieran desarrollado algo, no sería imposible.

Dorian no dejó que su preocupación se reflejara en su rostro.

La aparente tranquilidad de Amelia también lo reconfortó un poco. Se giró y sacó una tarjeta del cajón para entregársela: “Esta es la tarjeta del ascensor para el último piso, ven cuando quieras sin tener que avisar a nadie.”

Amelia miró la tarjeta en su mano, sorprendida, sintiendo una extraña sensación de déjà vu.

su expresión, pero

le enviaran la tarjeta a ella, pero la

mano y colocó la tarjeta en ella, lugo la miró fijamente: “Vamos, salgamos a comer y ver una película.

la cabeza emocionada:

sonrió:

elegido para ver la película fue Mundo Compras

en

comida y cine por esa zona, sin imaginar

antiguo

no unirse a ellos. En cambio, aceptó una oferta de trabajo en otra

ese momento, la relación entre Amelia y Dorian no estaba clara, y ella tenía miedo de que Amelia se sintiera incómoda si aceptaba la oferta de Dorian, ya que eso significaría deberle un favor. Por

meses, ya había establecido su propio territorio gracias a su excelente capacidad para los negocios, y no quería abandonar su

similar al de

a unos clientes para que sintieran en vivo el tipo de público que frecuenta centros comerciales similares, y así tomarlo como referencia para

en el centro comercial. Levantó una ceja

diría que te veríamos de compras con la familia en horario laboral? ¿Acaso

miró fijamente, preguntando: “¿Qué

estaba pensando en

cliente que se apresuraba a marcharse después de una encuesta, “Mira, justo terminamos,

por ir a comer algo y después al

invitó con

A

todavía sentía cariño por Frida, la pérdida de sus

un día especial, yo estaría aquí de sobra.” dijo sonriendo, y luego saludó a Amelia con la mano, “Otro día será,

2/4

11:22

detenerla, “No serías la

sacado su móvil y marcado el número de Yael, diciendo a la persona en la otra parte

Mundo Compras, ven rápido,

quedó sin

juntos; hace poco el Sr. Yael me comentó que la empresa tendrá su fiesta anual en un par de

a Amelia y Dorian: “¿Ustedes dos planèaron esto? ¿Cuándo

sonrió levemente y la dijo: “Vamos, Srta.

y

“Vamos, pues.”

dirigimos a un restaurante

a Serena al

a la puerta del salón privado, viendo