Capítulo 66

Gracia quedó atónita. No esperaba que el lugar donde conoció a Jay fuera el lugar donde su padre había fallecido.

“Lo siento mucho”, dijo.

“Él sólo tuvo la culpa de morir”. Él se encogió de hombros. “Hermana, no es necesario que te disculpes”, dijo Jason en voz baja.

Sospechaba que la historia no era tan simple como la describió Jay. —¿Él sólo tenía la culpa de sí mismo? Eso sonó siniestro. Gracia se sorprendió. No esperaba que él describiera la muerte de su padre de esa manera.

“Jay, no estoy seguro de por qué lo culpas, tal vez fue algún accidente-”

“¿Era que? No me parece. Se enamoró de alguien de quien no debería haberse enamorado y luego, cuando ella descubrió que era un inútil, lo abandonaron. No importaba incluso si se arrodillaba y suplicaba. No”, los ojos de Jason se oscurecieron en un abismo. “No, eso no es del todo cierto. Cuanto más se humillaba y suplicaba, más lo despreciaba ella”. Sacudió la cabeza como si aclarara sus pensamientos. “Al final, murió desesperado y congelado en la nieve”.

La expresión de Jason era tan indiferente como si estuviera hablando de algo tan común como el clima, no de un hombre sucumbiendo a la hipotermia y muriendo en ella. Incluso su voz era

tan tranquilo como siempre. Pero… ¡este era su padre!

Grace sintió como si hubiera regresado a la primera vez que la había visto.

a él. Él también se había mostrado distante entonces. Y… distante.

lo llamó ella.

pupilas oscuras.

Después de un largo

No había expresión en su rostro, pero había un destello de dolor en

supo la respuesta.

palabra que pudiera darle sería inútil. Había algunas heridas en el mundo cuyo dolor sólo las personas que realmente las habían experimentado podían comprender el

lo abrazó mientras él permanecía

su pecho, su nariz inhalaba su aliento y su calidez se transmitía

de su corazón llegó a sus

como si quisiera quedarse

no te vayas…”

y baja estaba arrodillada en el suelo, esperando que la mujer, que ya había preparado su equipaje, no se

fue inútil. La mujer todavía insistía en irse y ni

punto de irse, el niño quiso extender la mano y

siguiente, su pequeña mano se apartó y sintió un dolor desgarrador

doloroso… ¡tan doloroso!

podía salvarlo de tal dolor, y nadie podía detener su

doloroso que sintió que se iba a asfixiar,

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