Capítulo 120

Grace estudió en silencio las acciones de la enfermera de principio a fin. Su expresión no cambió ni siquiera cuando vio la desagradable

herida en la palma de su mano.

Sólo cuando la enfermera estaba volviendo a vendar la mano derecha de Grace con una gasa, ella frunció el ceño sin darse cuenta por el dolor, pero no gritó en voz alta.

—Déjame hacerlo. Sal de aquí —le ordenó Jason a la enfermera.

La enfermera salió de la habitación con una reverencia respetuosa. Jason tomó la gasa y vendó la mano derecha de Grace con mucha experiencia. Sus movimientos fueron tan suaves y cuidadosos que ella apenas podía sentir dolor en la mano.

Cuando terminó de vendar, dejó la gasa. “Intenta usar tu mano derecha lo menos posible durante los próximos días. No aprietes tu mano como lo hiciste ahora. ¿Cuánta sangre más quieres perder?”

Ella observó el vendaje que le había hecho y se dio cuenta de que el nudo estaba muy bien hecho. “Parece que tienes mucha práctica en vendar heridas”.

Las sombras pasaron rápidamente por sus ojos. “Aprendí algunas cosas

“Tenía habilidades para vendar cuando era joven”, dijo, y luego pensó

“En aquel entonces, papá corría buscando a mamá y, a veces, cuando veía a alguien con una silueta similar, se apresuraba a detenerlo. Lo golpeaban mucho por eso.

ayudaba a papá a curar sus heridas. Me

de un tiempo suficientemente

nunca había vendado

la única.”

de espejo

esta vez de no haberte dañado los nervios. Si

quedaría lisiada”, dijo Jason.

“Pero si no hubiera hecho lo que hice anoche, yo…

habría podido mantener la conciencia

entonces… habría sido libre de

buscado.”

escena que vi después de irrumpir la última

en que ella agarró el fragmento y sangró sin cesar

profundamente grabado en mi mente.

usar tanta

si sus facultades mentales estuvieran

su fuerza de voluntad todavía era lo

es nada para mí. Jay, ¿lo sabes? Incluso si me mentiste… todavía estoy muy agradecida de que me hayas salvado ayer. Cuando estaba en la cárcel, sin importar cuánto rogué o supliqué, nadie estaba dispuesto a dejarme ir porque había ofendido a alguien a quien no debía en Ciudad Esmeralda. Por lo

merecido.”

continuó: “Pero anoche fue diferente. Cuando tenía dolor, llegaste y

de que su expresión se había vuelto imperceptiblemente

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