Capítulo 184

Sus ojos oscuros la miraban fijamente. Grace, que estaba borracha, miró

tan delicada y seductora. ‘¿Cuántas personas han visto esto?

¿lado de ella?

‘¿Sean Stevens lo había visto antes?’

Una repentina oleada de celos se apoderó de su corazón. Estaba celoso de que Sean Stevens hubiera salido con ella antes. Mientras ella salía con Sean Stevens, ¿alguna vez había usado un tono tan suave para llamarlo por su nombre? ¿Qué tan íntimos eran mientras salían?

—¿Estás diciendo la verdad cuando dices que soy guapo? —murmuró. Tenía la urgencia de mantenerla a su lado y no permitir que nadie más viera ese lado tan atractivo de ella.

—Sí, mucho. Jason es el hombre más guapo que he visto en mi vida. —Sonrió mientras sus dedos golpeaban juguetonamente la punta de su nariz como si fuera un juguete interesante.

Quizás ella era la única que podía tratarlo como un juguete.

De repente, su expresión cambió. Su sonrisa se desvaneció y fue reemplazada por tristeza. “Jason, te trataré muy bien. Por favor, no me dejes, ¿de acuerdo?”

almendrados parecían

ella y si él se iba, sería una

quien no quiso quedarse a mi lado. ¿Lo has olvidado? —Sabía que ella estaba borracha en ese momento y que probablemente no recordaría lo que le había dicho

la cabeza intentando reflexionar. “¿Por qué… por qué no quería quedarme al lado de Jay? Quiero quedarme al lado de Jay…

escuchar esas palabras cuando

ebrio.

recorrieron desde la punta de su nariz hasta sus labios y los tocaron. Fue como si hubiera encontrado un nuevo pedazo de tierra mientras su rostro se acercaba a sus labios. Sacó la lengua y lamió suavemente sus labios

mientras su mirada se oscurecía. “¿Te das cuenta de lo que

limitó a sonreírle, luciendo

tendría ninguna reacción física frente a mujeres que hicieran movimientos más íntimos para

una simple acción de ella había provocado una respuesta que él apenas podía

la cabeza una vez más. Sus labios entraron en contacto ligero mientras la punta de su lengua lamía

ese momento, ella era como una niña inocente, a diferencia de su yo reprimido habitual después de salir de

puños sin

no te haré nada sin importar lo que me hagas, ¿es eso? —dijo su voz ronca,

lo decía por ella o por él

sus ojos almendrados como si

seguido por

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