¡Mi hermosa esposa es una ex convicta!

Capítulo 1505

Terrence sintió que se le hundía el corazón. —Esa urna… ¿Significa…? No se atrevió a seguir pensando en ello. Solo pudo apartar la cabeza y mirar a Jason con ansiedad.

En ese momento, el cuerpo de Jason parecía haberse congelado. No se movió ni un centímetro y se quedó mirando la urna en las manos del secretario Wang. Sus ojos se pusieron rojos como si estuviera a punto de quemarla y hacerle agujeros.

—¿Dónde está… Grace? —Nadie sabía cuánto tiempo había pasado antes de que Jason finalmente hablara.

“¿No está justo frente a usted?”, respondió el secretario Wang.

Sin embargo, fue como si Jason no hubiera escuchado esa respuesta y preguntó una vez más: “¿Dónde está Grace?”

El secretario Wang de repente soltó una risita. “Joven maestro Reed, ¿no me diga que esperaba que una mujer embarazada que cayó al océano desde el acantilado hubiera sobrevivido? Debería considerarse afortunado por tener un hijo que sobrevivió”.

Su respuesta sonó muy lógica, pero hizo que Jason quisiera abalanzarse sobre el Secretario Wang. Acababa de sufrir un tremendo shock.

2/4 El secretario Wang colocó la urna en sus manos frente a él. “Joven maestro Reed, si no le importa que las cenizas de Grace se esparzan por todo el piso, entonces siéntase libre de golpearme”.

Jason contuvo su golpe.

Entonces, su cuerpo empezó a temblar. Agarró la urna y la abrazó con fuerza.

podrían ser

sostuvo las cenizas de su padre, pensó que había

en ese momento, sus manos sostenían… las cenizas de Grace.

más terribles

¡Su voz y su sonrisa aún siguen vivas en mi mente!

puedo oírla hablarme!

‘¡Te amo, Jay!

darte una familia feliz. Una familia feliz contigo,

final me dijo que

quedó vívidamente grabado en su

3/4

y vomitó una bocanada de sangre fresca. Entonces, sintió

se agarró a la urna con fuerza. Era como si

los guardaespaldas se adelantaron rápidamente para agarrar a Jason. Terrence se dio cuenta de que Jason se había desmayado.

Terrence miró fijamente al secretario

y pregunto.

Wang arqueó las cejas. “Si no, ¿de quién son las cenizas?”

¿aquellos?”