Mis pequeños tres ángeles guardianes

Capítulo 387

“De acuerdo.” Titus levantó la mano para interrumpir la explicación de Maisie con impaciencia mientras sus ojos se veían hoscos. “Solo recuerda lo que dijiste”.

Titus luego se dio la vuelta y entró en el restaurante.

Cuando Rowena vio el abatimiento y la falta de voluntad en los ojos de Maisie, se acercó a ella triunfante. “Maisie, el abuelo todavía es parcial conmigo, así que deja de perder tu tiempo y esfuerzos”.

Maisie la miró y se rió entre dientes. “Sí, Sra. Summers. Intentas sembrar discordia por todas partes para que el abuelo te quiera más. Ya que deseas tanto permanecer en los Goldmann, ¿por qué no cambias tu nombre a Rowena Goldmann para que tú y Nolan puedan ser hermanos oficialmente? 1

La expresión de Rowena cambió y rechinó los dientes. “Maisie Vanderbilt, será mejor que vigiles tu autocomplacencia”.

Luego embistió el hombro de Maisie y rápidamente alcanzó a Titus.

Maisie salió de la Torre SS y vio que Cherie ya estaba sentada en el auto, esperándola. Se subió al auto y cerró la puerta bruscamente, emitiendo un fuerte sonido.

Cherie vio su rostro sombrío y preguntó: “Maisie, ¿estás bien?”.

mosca

que era

“Está bien, volvamos

envió a Maisie a Vaenna. El vestíbulo estaba en completo silencio porque aún

tan pronto como entró en

“¿Has terminado de comer?”

sintió aliviada y sonrió. “No comí. Solo hablamos de algunos

una fracción de segundo antes de que apareciera su voz burlona. “¿No tenías apetito porque

encontré con Rowena y el abuelo en el restaurante SS. El abuelo se enteró de que conocí a Hernández, y

te preocupes por nada, se lo explicaré”. El tono de Nolan fue reconfortante, aunque se transmitió a través de la llamada. Parecía haber una especie de

“¿Quieres verme?” preguntó suavemente.

Maisie se sobresaltó “¿Qué?”

dices que quieres verme”. Él sonrió. “No te

“¿Me estás tomando el pelo? Se necesita tiempo para venir aquí desde Blackgold. ¿Me estás diciendo que planeas venir

“¿Quizás?”

de la llamada telefónica, pero ella podía oír débilmente sus pasos. Tenía una corazonada