Capítulo 627

Cuando entraron en la sala. Yorick también estaba allí. Estaba sentado en un claro y los guardaespaldas detrás de él tenían las manos colocadas sobre sus hombros, lo que le imposibilitaba escapar.

Madai Vanderbilt se quedó estupefacta cuando trajeron a Cindy a la vajilla. Cuando Cindy se arrodilló en el suelo, preguntó: “¿Quién es?”.

Antes de que pudiera terminar su pregunta, Baydie intervino y dijo inexpresivamente. “Ella es la Cindy de la que habla tu nieto. De todos modos, ella misma te explicará todo.

Cindy?

La señora Vanderbilt giró la cabeza y volvió a mirar a la mujer. Cindy se arrastró hasta su cama y gritó en voz alta: Lo siento, señora Vanderbilt. Por favor, perdóname. No debí engañar a Héctor. ¿Puedes pedirles que me dejen ir?

Fue entonces cuando Madam Vanderbilt se dio cuenta de que la mujer que tenía delante era a la que Héctor le había dado el dinero. Instantáneamente se enfureció y la empujó. ¿Aún tienes el descaro de suplicarme? ¿Dónde está el dinero de mis nietos? Cindy le dice al piso. Sus hombros se estremecieron y su rostro se llenó de lágrimas. No sabía cómo decirle a la señora Vanderbilt que había agotado todos los

dinero

“¡Cindy!”

repente en la puerta. Cuando vio a Cindy sentada en el suelo, rápidamente se adelantó y la ayudó a levantarse. “Abuela, ¿qué

está haciendo ella aquí?” El rostro de Madam Vanderbilt estaba lívido de rabia. “¡Ella es la que tomó

manera! ¡De ninguna manera Cindy me haría

Madame Vanderbilt cambió. Esta fue la primera vez que Héctor le respondió debido a

el hombro, Héctor preguntó: “No llores, Cindy. Dime lo que sucedió.

decir nada. Ella miró al grupo de personas

se dio cuenta de que había otras personas en la sala.

había estado sospechando que alguien estaba controlando todo desde atrás. Tal vez fue la persona que lo ayudó a saldar la deuda y le

con frialdad: “Sra. Benette, ¿quieres que llamemos a la policía y que te

dirás tú

dijo ansiosamente, … Soy una estafadora. Lo siento, Héctor. Me acerqué a ti a propósito porque quería robarte

quedó atónito y retrocedió un paso. “No… NO… Esto es imposible. No eres un estafador. Dijiste

amado. Dije eso porque quería tu

De todos los hombres a los que había engañado, Héctor era el único que le daría dinero sin

The Novel will be updated daily. Come back and continue reading tomorrow, everyone!

Comments ()

0/255