Capítulo 1097

Xyla colocó las puntas de sus dedos en sus labios y lentamente deslizó su dedo hacia abajo antes de acercarse a él con sus labios”. Sr. Hathaway, ¿no dijo que no puedo hacer escenas de besos? Si es así, ¿puedes enseñarme cómo hacerlo correctamente?

Yorrick tomó su mano y su manzana de Adán rodó mientras tragaba. Sal de mi cama.

“Señor. Hathaway, ¿me estás diciendo que no lo quieres? Xyla se acercó a él y lo besó suavemente en la barbilla. Sus ojos parpadeantes se veían extremadamente seductores, y el sedoso y atractivo cabello negro envolvía su brazo.

Yorrick se dio la vuelta y la atrapó debajo de él entre sus cuatro extremidades. “No me haré responsable de la noche”. Xyla levantó las cejas, se rió, estiró los brazos y lo abrazó. “Tampoco necesitaré eso de ti”.

Bajó la cabeza y besó sus labios, y fuertes pensamientos inundaron su mente en un instante. Quería castigarla gravemente, haciéndole saber que ese era el precio que tenía que pagar por seducirlo.

Sus cuerpos se entrelazaron y enredaron el uno con el otro mientras cada centímetro de su belleza estaba a la vista, mientras sus temblores, jadeos y la voz, que resonaba justo al lado de sus oídos, se sentían tan reales.

Desafortunadamente, el sonido del despertador lo despertó. Se congeló en la cama durante unos segundos, volteó la manta, se dio la vuelta y salió de la cama. Abrió la puerta del dormitorio y gritó: “¡Xyla Mayweather!”.

La sala de estar estaba vacía, la taza de café sin terminar todavía estaba sobre la mesa y las mantas todavía estaban allí.

de invitados y abrió la puerta. No había rastro de nadie durmiendo en la habitación de invitados o en la sala de

tapó la cara con la palma de

‘Fue realmente un sueño.

‘Pero este sueño…

real que casi me

y le pidió a Mindy que trajera su ropa y la recogiera en

auto cuando echó un vistazo a la persona que estaba sentada en el asiento trasero, con el ceño fruncido.

demasiado. Es esa habitación… ¿No es

de

se reclinó en el asiento y miró hacia el techo del auto.

sobrio. ¡Pero no soy tan desvergonzado como para tomar la iniciativa de ir a verlo de nuevo después de lo

que ni siquiera quiera

ganas de abofetearse en este

me las arreglé para que parezca que todavía

nunca volvería a molestar a ningún hombre,

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