Capítulo 53

El chofer, temiendo lastimar a Elio, se apresuró a ponerse delante de él, pero Elio lo empujó a un lado.

Elio le plantó un puñetazo en la cara de uno de los pandilleros y con la otra mano agarró el brazo de otro, lanzándolo violentamente al suelo.

Los dos pandilleros que habían corrido hacia el primero ya estaban en el suelo, quejándose de color, sin siquiera haber tocado a Elio.

Los que venían detrás se quedaron pasmados, al parecer no esperaban que este hombre, que parecia tan educado, tuviera una fuerza de lucha tan impresionante.

Había derribado a sus hombres de un solo golpe.

Al ver esto, el rostro de Diego cambió.

Ellos siempre habían intimidado a otros, haciéndoles probar sus puños.

Nunca habian perdido ante nadie.

Si su gente era golpeada, él, como lider, perdia toda su dignidad.

carga! ¡Todos juntos, denle una buena lección!” gritó furiosamente Diego,

ustedes,” les dijo Elio viendo a Diego que se le acercaba. Sin moverse del sitio, les lanzó una patada directa y se escuchó un crujido de huesos rompiéndose. Diego ni siquiera tuvo tiempo de gritar, cayó

suelo se desconcertaron y nadie

Elio se les acercaba con una mirada fría y feroz,

hombre… era

no es humano.

Les repartió puñetazo por persona, sin darles

Era demasiado.

que lo miraba con miedo, y aceleró el paso preocupado por la niña, que estaba rodeada por otro grupo de pandilleros. La pequeña y delicada chica estaba atrapada en medio de siete u ocho pandilleros, luciendo frágil y

apretó el paso, con frialdad en

voz perezosa surgió de entre la multitud: “Si se arrodillan ahora, me llaman ‘Amo‘ y me dicen ‘Amo, me equivoqué, por favor perdónanos“,

palabras, ese tono de voz, eran la arrogancia

ojos y mirando de nuevo hacia la

su ayuda después de

insolente, qué dijiste!”

12:35

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