Capítulo 468

Femanda observó la escena con frialdad desde un lado.

En ese momento, Sebastián llegó apresundamente y al entrar, vio al Sr. Manuel y a la abuela Borgo discutiendo acaloradamente. rápidamente se acercó para sostener a la abuela Borrego: “Abuela, usted..

“Sebastian! ¡Mira qué buena pamja has elegido! ¡Mira el espectáculo que ha montado toda su familia!“

“Abuela, ¿qué está diciendo?“.

Sebastián acababa de llegar y aún no sabia que habla sucedido.

Solo vio a Femanda parada al lado, como si fuera una espectadora,

Al ver que Femanda estaba bien, Sebastián se sintió un poco más tranquilo.

El Sr. Teobaldo se acercó a Sebastión y le dijo de manera diplomática: “Sr. Borrego, la situación es la siguiente, su prometida… ha tenido un aborto espontáneo. Es un asunto complicado. En resumen, la Sita Soraya se cayó por las escaleras, y no tiene nada que ver con la Srta. Femanda. Puede estar tranquilo, investigaremos este asunto a fondo…

Sebastián frunció el ceño y dijo con frialdad: “¿No está ya claro lo que sucedió?”

“Esa…”

La expresión de Sebastián no mostraba el más minimo dolor por la pérdida de su hijo. Al ver el semblante indiferente de Sebastián en ese momento, Femanda no pudo evitar recordar su vida anterior cuando ella estaba embarazada en la mesa de operaciones, Sebastián probablemente también habia sido así de indiferente, como si lo que ella llevaba en su vientre no fuera su hijo.

“No quiero que esto trascienda“.

Sebastián miró a los invitados presentes, quienes, comprendiendo la situación, sabían que era un escándalo interno.

tampoco serían tan tontos como para ofender a Sebastián. Después de esta noche,

lleva a la

“Si, Sr. Borrego“.

a la abuela Borgo, quien había recibido

a Carlos, quien inmediatamente se acercó al Sr. y la Sm. Jiménez y les dijo: “Sr. y Sra. Jiménez, lamento el susto. En un

aqui. Lamentamos el espectáculo, y pronto enviaremos alguien para entregarles un obsequio a todos. Esperamos que no

de resolver la situación, Sebastián se sentía

Sr. Teobaldo y

“Si, Sr. Borrego“.

al Sr. Manuel, diciendo fríamente: “Señores, no los acompaño“.

era claro, y el

abuela Borrego, nunca se atrevia a ser igual frente a

St. Manuela

“Sr. Ciro“.

a Ciro, quien al escuchar que lo llamaban se detuvo. Fernanda dijo con

una mirada fria

pero no podía precisar que era,

Sebastián se acercó a Femanda, vacilando preguntó:

respondió framente: “Estoy bien, el Sr. Borrego debería preocuparse más por

ceño: “Nunca dije que

con ella“.

Sebastián y Fernanda

no pudo

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