Capítulo 500

Pedro dejó a Fernanda frente a su apartamento.

Con un montón de pensamientos en su mente, Femanda bajo del auto y justo cuando llegó a la entrada del edificio, el guardia de segundad la detuvo: “Sta. Femandalt

Fernanda funció el ceño y pregunto, “¿Qué pasa?”

“Un señor vino buscándola, ha estado esperándola aquí por una hora“.

Diciendo esto, el guardia señaló hacia la caseta de entrada, donde Femanda vio claramente la figura de Fabio.

Con indiferencia, Femanda dijo, “No lo conozco bien, dile que se vaya”

“Entendido, ahora mismo lo despido!”

Viendo que el guardia estaba a punto de irse, el corazón de Fernanda se suavizó, “Espera!”

“Eh?”

Déjalo pasar“.

El guardia se quedo atónito, pensando que había escuchado mal.

¿No que no se conocían bien? ¿Y ahora lo dejaba entrar?

“Sita. Femanda, tenemos una politica aqui, si se siente acosada, puede decirmelo directamente y puedo hacer que esa persona se

vaya“.

“¿Acaso? El es mi novio“.

“Ah?”

El guardia quedó estupefacto.

¿Novio?

claramente a

cosa de una sola

rasco la cabeza, pero igual se dirigió a la

“¿Cómo me llamaste?”

“¿Sr. Borrego?”

la mirada de Fabio parecia

mal, pero sentia un escalofrio recorriéndole

como un niño que ha hecho algo mal, siguió a Femanda sin atreverse a acercarse demasiado. En el ascensot, ambos permanecieron en silencio. Fernanda

de su casa, finalmente se giro hacia Fabio, que estaba al otro lado del pasillo,

apretó los labios. Siempre había sido de pocas palabras, y ahora que

se va no necesito a nadie que me

una sonrisa finalmente cruzó el rostro de Fabio, quien siguió a Femanda

la cocina y Fabio la siguió, insistiendo en

dejó la espátula y se apresuró

más y dijo, ‘Fabio, ¿qué es exactamente lo que

guardó silencio, sin saber рог dónde

“Si el Sr. Fabio po sabe qué decirme,

Femanda.”

vas? ¡Entonces me voy

puerta de la casa, fingiendo salic pero inmediatamente, Fabio la atrajo

el ceño; Fabio era muy fuerte,

Capitulo 500

un breve intento de resistencia, Femanda también

Lo siento“.

y rasposo,

del futuro. Sin embargo, la condición es que no me ocultes nada. Deberías saber

sé, siempre lo he

la mimda, diciendo suavemente, “Todo lo que quieras

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