Capítulo 523

Bueno, te lo doy, pero debo advertirte de antemano, si algún día te divorcias de Sebastián, este anillo tendrá que ser devuelto“.

Por supuesto“.

Femanda aceptó verbalmente, pero en su corazón se burló.

Las promesas verbales nunca se tomaban en serio.

Dado que el anillo se entregó voluntariamente, no habla razón para devolverlo después.

Después de acordarlo con abuela Borrego, Fernanda entregó un cheque a la familia Luján, quienes, al recibir el efectivo, se fueron

contentos,

En ese momento, solo Femanda y la abuela Borrego quedaron en la sola.

Fernanda le pasó a la abuela Borrego el contrato que ya habla preparado y dijo: “Señora, por favor, firme aquí“.

El contrato especificaba claramente los términos de la hipoteca,

La abuela Borrego se puso sus gafas de leer y, tras asegurarse de que no había trampas, firmó. Luego, con un gesto de impaciencia, le pasó el boligrafo a Femanda, diciendo friamente: “Este dinero, si es que alguna vez se devuelve, será a Sebastián. Tú no obtendrás nada de esto”

“El dinero que se le presto, se le debe devolver a Sebastián. Solo estoy tomando decisiones en su nombre“.

Diciendo esto, Femanda se puso el anillo en su dedo y, tas examinarlo cuidadosamente, dijo satisfecha: “Si, realmente es hermoso, gracias abuela“.

Borrego

de su difunto esposo y verlo ahora en la mano de Fernanda la

¿deberia llevar esta maleta a la habitación de

de la habitación de la

con impaciencia, le hizo un gesto con la mano, diciendo: “Llévala

“Si, señora“.

“Espera“.

interrumpió: “Déjala aquí por ahora. Luego la llevaré a mi

ceño: Femanda, ¿qué estás insinuando?

levemente y dijo: “Señora, la casa que compré recientemente está más cerca de mi trabajo. Sebastián

entre los dos, así que ho hay necesidad de que

“Pero esta maleta.”

en mi? Aqui está el contrato. Si falta algo, tendré que

habló despreocupadamente: “Además, Sebastián y yo ya estamos casados, su dinero es mio para gastar ¿Realmente cree que deberia preocuparme por estas pequeñeces?”

Borrego se sintió amargada al escuchar a Fernanda con esa

entender cómo Sebastián habia podido

sosteniendo la maleta, dijo: “Señora, la maleta es bastante pesada. ¿Quieres que

es necesario, alguien me ayudará con la maleta

del motor de un auto afuera. Fernanda dijo: “Camila, no hace falta que me acompañes, mi auto

irritación: “Déjala ir Si dice que no la acompañes, entonces no la acompañes. En

la abuela Borrego, Fernanda no

bajo del auto para ayudarla a colocarta en el maletero

a través del ventanal. La abuela Borrego funció el

ese chofer no lo había visto, seguramente no es

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