No Soy Tu Bien Desechable

Capítulo 685

Oriol miró a Fernanda ya desmayada en sus brazos, y una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

Después de la actuación que Fabio y Fernanda habían montado delante de él la última vez, era hora de devolverles el favor con una gran escena.

Mientras tanto, en el Hotel Real, el presentador introducía con emoción el programa de la cena de compromiso de esa noche. Lo siguiente en la agenda era la aparición conjunta de la pareja. En el segundo piso, Fabio se ajustaba la corbata, no estaba acostumbrado a llevar traje, así que se sentía un poco incómodo.

“¡Fabio! ¡Fabio!”

Javier subía corriendo desde el primer piso mientras lo llamaba, al ver a Javier entrar precipitadamente, Fabio le dijo tranquilamente: “Hoy es mi compromiso, no el tuyo, ¿a qué viene tanta prisa?”

Javier, ansioso, dijo: “¿Dónde está Marisol? He buscado por todos lados y no la encuentro“.

Al oir esto, Fabio frunció el ceño: “Le dije a Marisol que no se separara de Fernanda ni un momento–hoy“.

Ambos hombres, mirándose a los ojos, adivinaron lo que el otro estaba pensando y, al unisono, dijeron: “¡Esto es malo!”

En el primer piso, mientras el presentador seguía hablando, el público aplaudía felizmente y el abuelo Mateo sonreia de oreja a oreja.

aun así, no habían encontrado

abajo, Ana se apresuró a decir: “¡Sr. Fabio! ¡Sr. Javier! He

dijo: “Si

“¡Entendido!”

dentro, diciendo: “¡Sr. Fabio! ¡Sr. Javier! ¡La Srta. Marisol tuvo

Marisol ya estaba siendo atendida por dos recepcionistas. Al ver el estado débil de Marisol, Javier se apresuró a abrazarla

“¿Qué hipoglucemia…?”

decirle a Javier que no se preocupara, pero en ese momento su cabeza estaba nublada. Antes de desmayarse, sintió que alguien le cubría la boca y

olor a éter.

23.12

Capitulo 685

Éter…

alzó la vista y agarró los brazos de Fabio: “¡Fernanda! ¡A Fernanda

bien, ¿qué quieres decir con que

Fabio se oscureció mientras sujetaba con fuerza los brazos de Marisol

a Marisol y dijo: “¡Fabio! ¡Cálmate primero! ¡Marisol tampoco está

se había desmayado y nos llamaron. Luego, al salir, sentí que alguien me cubría la