No Soy Tu Bien Desechable

Capítulo 839

Fernanda observó el escudo de la escuela en el pecho de Lucía y dijo: “He escuchado sobre este prestigioso colegio, Lucia. La matricula anual alcanza los siete digitos. Supongo que con el salario anual del Sr. Cordero, debe ser una carga financiera que su familia dificilmente puede

soportar“.

Lucia miró hacia Rubén, visiblemente asustada.

Sin embargo, la Sra. Cordero, rápidamente, replicó: “Eso, eso es dinero de mi familial ¡No tiene nada que ver con mi esposo!”

“No se preocupe, Sra. Cordero, aún no he terminado,” dijo Fernanda, lanzando una mirada significativa hacia Rubén, “Eso sin contar los gastos que implica mantener a una amante. He visto que esa secretaria que estaba aquí hace un momento tiene un cuerpo espectacular y llevaba unas joyas que, definitivamente, no son baratas. Si el Sr. Cordero tiene que cuidar tanto a su esposa e hija en casa como de su amante, me temo que ni todos los millones de su salario anual serían suficientes para tanto despilfarro“.

“¿Qué?!”

Al escuchar sobre la secretaria amante de Rubén, la Sra. Cordero se puso pálida instantáneamente.

creer que su padre tuviera otra mujer,

quien te ayudó a levantarte cuando eras un pobre diablo? ¡No te permitiré que me traiciones asi! ¡No te lo perdonaré!”

hizo que sus hombres desataran

mujer y sabiendo que era culpable, no tuvo más opción que soportar

Mejor hablemos de los asuntos de la familia Parra. Expliquenos cómo

“Señorita Fernanda, usted…

de que Rubén pudiera terminar, la Sra. Cordero, dominada por la ira, confesó: “¡Yo sé de eso! Me preguntaba por qué últimamente nunca pasaba las noches en casa. Al principio pensé que tenia otra mujer, pero luego me dijo que había cerrado un gran negocio, y de repente aparecieron cinco millones de dólares más en su cuenta bancaria! Más tarde descubrí que había hecho un trato con la familia Parra a espaldas del Sr. Fabio, manejando un casino clandestino. ¡Todo ese dinero, en lugar de compartirlo, Rubén se lo guardaba todo para

“Callate!”

le propinó una bofetada

esto, entre lágrimas, corrió hacia su madre:

con desaprobación y funció etceño: “¿Quién te

hombre quedó confundido, pensando que el gesto de