No Soy Tu Bien Desechable

Capítulo 867

Escuchando lo que decía Oriol, el rostro de Ludovica se puso pálido. Las palabras de Oriol claramente indicaban que nunca tuvo la intención de matar a Fernanda.

“Entonces, ¿por qué me pediste mi opinión antes? ¿Cómo puedes hacer esto?!”

Oriol solo sintió un zumbido molesto en sus oídos y mostró impaciencia. Por eso no le gustaban las personas tontas, especialmente la hija de una familia adinerada con una mente tan simple como Ludovica.

Sin embargo, debido a la relación entre Ludovica y Mercedes, Oriol igual se tomó el tiempo para explicar: “Si mato a Fernanda, ¿qué? ¿Espero que Fabio venga a matarme?”

Esas palabras dejaron a Ludovica completamente atónita. “Entonces, ¿desde el principio nunca planeaste ayudarme? ¿Solo querías capturar a Fernanda para amenazar a Fabio?”

Al escuchar esto, Fernanda se rio. “Señorita Ludovica, te equivocas de nuevo. Si él hubiera querido capturarme, ya lo habría hecho. ¿Para qué pasar por todo este esfuerzo de hacerte negociar conmigo primero? Él quería involucrarte, Señorita Ludovica y ahora que tú y Oriol me han capturado juntos, ya estás en el mismo barco que él“.

Al oír esto, Ludovica se puso pálida. ¡No se había imaginado que Oriol pensara así!

“¿Por qué… por qué yo?”

Fabio la odiara, ¡pero no quería que Fabio supiera que

Bolívar, son como una criatura que, aunque se le corten cien pies, no muere fácilmente. Fabio pasó años eliminando a los parientes colaterales, pero todavía hay muchos ex miembros de tu familia. Si Oriol te tiene a ti, naturalmente tiene a aquellos que todavía quieren voltear

había hablado demasiado y extendió una mano hacia

agua,

conductor y dijo:

“Sí, jefe“.

atrás, Oriol abrió la tapa y se la pasó a Fernanda. Beber agua con los ojos vendados era algo difícil, pero, no un gran

tardó un rato en digerirla. Cuando reaccionó, se dio cuenta

auto, con

“sí“.

nada a

mi esposa, ¿dejarla en sus

movimientos de la familia Lobo y la familia Parra, lo

del teléfono, con voz tímida, preguntaron: “¿Y… deberíamos informar a Sebastián?”

la mirada de Fabio se volvió peligrosamente aguda. “¿Qué tiene que

“…Nada que ver“.

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