Capítulo 882

Al ver a la abuela Borrego llamando tan cariñosamente a su papá, Mercedes se enfadó de inmediato y dijo: “Bah! ¡Vieja! ¿Qué tiene esto que ver contigo?”

“Oye, niña…”

La abuela Borrego quería enfadarse, pero el abuelo Parra intercedió: “¡Basta ya, yo veré que hago sobre este asunto!”

“Ignacio, lo hago por el bien de Mercedes. Para ser honesta, mi nieto está dispuesto a renunciar a la empresa por ella. He venido hasta aquí, al extranjero, con el fin de hacer que esta mujer pague un precio. Somos amigos de muchos años y este lugar es territorio de la familia Parra; tienes que ayudarme“.

La abuela Borrego suavizó su tono, pero Mercedes frunció el ceño.

Aunque ella también quería que Fernanda pagara un precio, no quería que la abuela Borrego hablara de esto con su papá.

Mercedes tomó del brazo al abuelo Parra y dijo: “Quienes ofendan a nuestra familia Parra serán castigados por nosotros mismos. Mi papá me respaldará. ¡Pero esto no tiene nada que ver contigo!”

Dicho esto, Mercedes intentó llevar al abuelo Parra a la cena de Grupo Lobo para sorprender al par de infieles en el acto

El abuelo Parra, incapaz de resistirse a Mercedes, solo pudo pedirle al mayordomo Miguel que preparara el auto.

tanto, afuera de la cena de Grupo

dentro de la cena de Grupo Lobo, frunciendo el ceño mientras escuchaba a través de su auricular Bluetooth la voz de uno de sus hombres: “Jefe, dentro de El Nido Celestial hay dispositivos de interferencia de señal. El sistema de

“Entendido“.

Fabio pisó el acelerador y se dirigió hacia la cena de

través del auricular Bluetooth, se escuchó la voz de uno de sus hombres: “¡Jefe! ¡No haga locuras!”

molesto, apagó el

el área bajo vigilancia de

de Grupo Lobo y luego se puso

el auto de Fabio entró en la zona vigilada por Grupo Lobo, él

seis guardias de seguridad bien entrenados

llegó a la entrada fue detenido por un guardia que dijo fríamente: “Muéstreme su invitación,

ver que era una tarjeta de miembro oro de Grupo Lobo, el guardia sonrió y le dio paso: “Señor, por aquí, que

no dijo nada, simplemente tomó

auto negro se detuvo fuera de El Nido Celestial. Un guardia de seguridad de Grupo Lobo, observando con unos binoculares a cien metros de

de gritar, el jefe apagó el dispositivo“.

“Además, aunque no lo hubiera apagado, el jefe ya entró. De todos modos, cualquier dispositivo con señal dejaría de funcionar, ¿de qué sirve gritar tan

Sebastián entrando

preguntas a mí? ¿A quién le preguntaré yo?“.

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