Capítulo 105

Sabrina se paró frente a los niños y rechazó la oferta de Fernando con mucho tacto en el momento en que escuchó esto y dijo: “Sr. Santander, los niños todavia son pequeños y no pueden comer tanto dulce. Les provocará caries”.

A Joaquín y Carmen les estaban saliendo los dientes.

Ambos ya tenian ocho dientes nuevos.

Ella no queria que tuvieran comida dulce y arruinaran sus dientes.

Fernando levantó los ojos mientras observaba a la mujer parada frente a los niños a la defensiva. A pesar de que quería hablar, de repente no se molestó en hablar esta vez. Podía esperar hasta que la prueba de paternidad estuviera lista.

Colocó las magdalenas en la mesa de café antes de volver a sentarse en el sofá y mirarlas profundamente.

En un instante, nadie pronunció una palabra y el ambiente se sintió intenso.

Sabrina estaba preocupada de que los niños descubrieran su tapadera, así que apretó los dientes e hizo caso omiso de la poderosa mirada de Fernando mientras le susurraba a Elena: “Ve a jugar con los niños. Se pondrán nerviosos después de esperar tanto tiempo”.

Elena captó su deriva. Sostuvo las manos de los niños y los llevó a las ventanas francesas y jugó con ellos.

Solo podian intentar distraer a los niños para que no se quitaran las pelucas, por lo que de repente los llevó a un lado para jugar un rato.

y le empezaba a

Queria desesperadamente rascarlo.

de Elena estaba en su boca mientras miraba nerviosamente. Rápidamente agarró su

pica la cabeza”, dijo Joaquin con su vocecita

terrible y la peluca era sofocante, pero su madre le dijo que se la dejara puesta, asi que

rascarse.

lo mismo cuando vio a su hermano mayor rascarse. Ella lo imitó y comenzó a jalar su cabello. miserablemente. Elena agarró rápidamente su diminuta mano e impidió que los niños se quitaran las pelucas y volaran

sábanas.

en estado de shock desde

Carmen estaban a punto de quitarse las pelucas en cualquier

podia permitir que Fernando le quitara a los niños, asi que tuvo

fresco y digno y extendió su mano para sostener la de él y dijo: “Sr. Santander,

el bien de sus hijos, Sabrina

niños significaban todo para

alzó una ceja cuando de pronto ella le tomó la mano cariñosamente y la miró con sus ojos profundos. ¿Qué

Santander, tengo algo que decirte”. Sabrina notó que él no se

sentirse un poco

hablar en este

pesar de sus

al estudio uno tras otro antes de que la puerta se cerrara pesadamente detrás

gran mano y se acercó al costado de la puerta. Parecia no gustarle la

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