Capítulo 143

El sonido de la puerta cerrándose no pareció molestar en absoluto a Fernando. Algo peligroso brillo en sus ojos oscuros. Miró por la ventana y observó la forma esbelta de Sabrina mientras se dirigia a su edificio de apartamentos.

Acoso.

Interesante.

Ella queria reportarlo a la gerencia. Bueno, él era la gerencia.

Fernando siguió mirando hasta que Sabrina entró en su edificio de apartamentos y desapareció de su vista. Luego, presionó un botón. La pantalla que separaba la parte delantera y trasera del coche se deslizó hacia abajo,

“Enciende el auto. Regresaremos a mi departamento”, le dijo friamente el joven a su chofer.

Su conductor asintio. “Está bien, Sr. Santander”.

El Bentley negro se deslizó fuera de la propiedad hacia la calle principal sin problemas. Después de unos minutos, el conductor pareció recordar algo. Inclinó la cabeza ligeramente hacia la parte trasera del coche. “Sr. Santander, hiciste un pedido de muebles para niños de estilo europeo. han llegado Pueden ser entregados y ensamblados mañana”.

“¿Necesita que los repartidores monten los muebles después de que se entreguen?” añadió el hombre, sus ojos parpadeando hacia el espejo retrovisor al reflejo de Fernando sentado tranquilamente en el asiento trasero.

Fernando se pellizcó el puente de la nariz. Después de un momento, dejó escapar un sonido vago. “Si.”

“Le avisare a Ramiro mañana”.

“No vas a llevar los muebles a mi apartamento”, dijo Fernando mientras miraba por la ventana.

El otro hombre parecia confundido. “¿Adónde debemos entregar los muebles entonces, señor Santander?”

Vista Roble.” El lugar era más

dos niños cimento algo en la mente de

que había dado instrucciones para

podían quedarse con los muebles que

había puesto

acelerador con el pie. El coche aceleró por la carretera hacia el apartamento

de vuelta en el edificio de apartamentos de aspecto ruinoso que el Bentley había

durante diez minutos. Finalmente salió del edificio cuando

en la zona. Ella

alivio. La tensión se alivió de sus hombros. Se dio la vuelta y se dirigió hacia

pecho. Era hora de

caminata rápida de diez minutos, Sabrina finalmente llegó a

preciosos angeles corrieron hacia ella tan pronto como

por ver a su madre. Había aprendido a hablar recientemente y habia estado

la boca y se arrojó a los brazos

de Sabrina cuando escuchó esas palabras. Alborotó el cabello de su hijo con cariño, “Hola,

queridos eran angelitos

un joven dulce cuando creciera. No seria nada como Fernando. El no iba a crecer para

la espalda de Sabrina.

hombre

pensar en Fernando. El podria

seguir

eran personas ocupadas Además, habia muchas mujeres por ahi dispuestas a arrojarse a sus pies. Ella era solo una de muchas mujeres y

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