Capítulo 146

“Un centavo por sus pensamientos, Sra. Bracamonte?” Fernando dijo con voz ronca y burlona mientras la miraba con sus ojos oscuros. Sabrina salió de su estupor al instante.

La voz ronca del hombre llenó sus oidos.

Sabrina sintió que le ardía la punta de las orejas. Su voz era rigida y torpe cuando habló. “Sr. Santander, seguro que está bien mientras te guste. Soy diseñadora de moda. No sé nada de muebles.

Estás ayudando a tu prima a cuidar de sus mellizos, iverdad? Deberias saber lo que les gusta a los niños. Sin duda Fernando era un grande con las palabras. Sabia cómo establecer trampas verbales y cómo atraer a su presa a esas trampas. Mientras sospeche que le ocultas algo, no descansará hasta hacerte revelar tus secretos,

Pero Sabrina no era una presa ordinaria. Ella no iba a caer en sus trucos tan fácilmente. Se mantuvo educada aunque un poco rigida cuando le respondió al hombre. “Sr. Santander, yo me quedo con mi sobrina y mi sobrino, pero mi tia es quien los cuida. Yo no tengo hijos. No sé nada sobre lo que les gusta o no les gusta”.

“Deberia contratar a un profesional para que le eche un vistazo, Sr. Santander”, dijo Sabrina antes de inclinarse ligeramente y prepararse, para salir de los brazos del hombre.

Pero justo cuando estaba lista para hacer eso…

Fernando alargó la mano y la agarró de la muñeca. Luego, la empujó hacia su amplio y costoso escritorio de madera de sandalo y apoyó su peso en él. Su voz era baja y ronca. “Confio en el gusto y la habilidad de la Sra. Bracamonte como diseñadora”.

El hombre era un peligro y un matón.

La tenia atrapada entre él y el escritorio.

Sabrina no podia moverse en absoluto.

¿Y de qué había estado hablando?

Eso solo habia sido una excusa para coquetear.

puso rígida y luego miró a Fernando con cautela. “Sr. Santander, si sigues así, tendré que llamar a la policía y denunciarte por

del Grupo Santander. Seguramente, él tendría algún cuidado por

policia en absoluto. En cambio, la mirada en sus ojos se oscureció mientras fruncia los labios. Al momento siguiente, estaba sonriendo con una sonrisa educada. Aunque no intentó nada. Sabrina

como un

¿Qué? ¿Besarlo?

por la sorpresa. Un momento después, un rubor se

Debe estar bromeando.

con el intimidante y distante Fernando Santander que

vez ella no entendia al hombre que tenia

habia estado enamorada del joven

lo había conocido

por lo enérgico y optimista

que quiso. Era su manera o

empujar sus manos contra el hombre. El hombre claramente hacia ejercicio regularmente. Su pecho era firme y lo convertía en una pared inamovible de músculos. “Sr. Santander, por favor

intentar mover la

su pecho cuando colocó sus palmas contra él. Se

no sería

de Fernando se oscurecieron mientras miraba

ganas de besar a

fuerza

había apoderado de él en el momento

tratando de controlarse todo este

frente a él. Sus

se oscureció aún más con lujuria.Books Chapters Are Daily

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