Capítulo 248

Parecía que no tendría más remedio que pasar la noche allí.

Sabrina se sintió impotente y volvió a la habitación de invitados. Luego cerró furiosamente la puerta como antes antes de bloquearla. Ella planeaba quedarse allí hasta el día siguiente.

En el instante en que la puerta se cerró con llave, pensó para sí misma: ‘Fernando no es el tipo de hombre bárbaro que llamaría a mi puerta y me haría algo, ¿verdad?‘

Si decía que no la tocaría, honraría sus palabras.

Sabrina se acostó en la enorme y suave cama mientras miraba el alto techo blanco. Se sintió un poco vacía mientras se distraía.

Esta era la segunda vez que se quedaba a dormir en la casa del hombre y además de sentirse un poco desacostumbrada, también extrañaba mucho a sus hijos.

Se preguntó cómo estarían en ese momento, ¿ya estaban todos dormidos y habían comido?

Sabrina extrañaba mucho a sus hijos. Sin embargo, ya era tan tarde y si llamara a casa en ese momento, despertaría a su tía. Por lo tanto, se abstuvo de llamar a su tía y simplemente le envió un mensaje de texto para decirle que estaba bien y a salvo.

No quería perder el tiempo más después de enviar el mensaje de texto, ya que todavía tenía que ir a trabajar al día siguiente. Ella fue a lavarse,

La habitación de invitados de Fernando era mucho más grande que el dormitorio del amo de su tía. Estaba lleno de los artículos de tocador que

ella también necesitaba.

ella no trajo un cambio de ropa

el cabello y se bañaba. No tendría que preocuparse de volver a encontrarse

su habitación de invitados. Podría usar eso como una

y salió del baño con el cabello empapado. Quería encontrar un secador de pelo para secarse el pelo. Sin embargo, no pudo

de pensarlo un poco, decidió secarse el cabello

sopló hacia ella y Sabrina se

no pudo evitar cerrar la ventana. No podía darse el lujo de resfriarse en este momento o de lo contrario habria infectado a sus hijos

cama mientras echaba un vistazo a su largo cabello mojado. Después de pensarlo un poco, finalmente decidió preguntarle dónde estaba el

vio obligada a

de trabajo en su computadora mientras estaba sentado en su sofá. Parecía que había demasiado trabajo

esta hora. La vida de Fernando solía ser así cuando regresaba a casa del trabajo. Estaría trabajando, hablando sobre el trabajo con los miembros de su personal o teniendo una sesión de tiro con arco

fruncia los labios. Luego preguntó: “¿Hay un secador de pelo aquí, Sr. Santander? Necesito

cuando ella terminó de hablar.

blanco como la nieve

se veía

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