Capítulo 2

FaFarel al principio pensó que había contestado una llamada equivocada y con un gesto de fastidio colgó el el teléfono.

Pero la llamada entró de nuevo.

El Ebcpigé varias veces y ella volvió a llamar la misma cantidad de veces.

YaYa crusiesto, Farel decidió atender y del otro lado le llegó una voz suave y melosa.

-SeSeñor te hablo en serio, tengo 20 años, soy joven, saludable y limpia, estudio en la Universidad AlAdnarterly la calidad de mis óvulos es excelente, piénselo, por favor. –

FaFeirst se quedó quieto por un momento, frunciendo aún más el ceño.

Unenavaversitaria creyendo en estas tonterías?

Dodorozdz mene y directa le respondió al teléfono-¿No sabes que vender óvulos es ilegal? ¿Dónde está tu sestdodwoomún? —

Debetrotradada hubo un silencio, un largo silencio, como si sus palabras la hubieran dejado sin habla.

Sofa se potatarainanesespiración tenue y débil, como si estuviera nerviosa o luchando con alguna decisionontentna.

Sin esperar arquculella hablara, Faret colgó con decisión.

Al sair dedeuirofaniansese quitó la bata vila lanzó al contenedor de residuos.

Había tamainadococcigalgunas operaciones menores de apendicitis y le dolía la cabeza.

Últimamente e hososoitantenas escasez de personal y hasta él, un doctor especialista en casos complejos, había sido casasignado para realizar cirugías, ocupándolo todo el día.

pasar por otro depapamanento, Berto Navarro justo salía del trabajo y le dio

acompáñame

ojeras

devenim unarchica que Mendió sus óvulos, tiene les ovarios ne itero en mal estado. Ya no podrá tenen bijbggsytoraba

pensativo,

y tenía un tono tednononencia, podías notar su nerviosismo pero a la vez

una edad de

anuncio sospechoso sobre la irents tiede okulos,

dirigió al ascensor jugueteinando con

15.04

Capítulo 2

samaritano ni le gustaba meterse en problemas ajenos. Tampoco podía detener a

llegar al estacionamiento, se subió a su auto

la ventana-¿Vienes o no? Vamos

palabra y aceleró, el Range Rover se alejó sin compasión.

la noche y la llamada volvió a

estaba duchándose, su celular vibraba sobre el lavabo. Sin mirar la pantalla, deslizó el dedo y

contestó.

verdad que lo necesito, estoy desesperada por dinero, no voy a llamar a

de nuevo, esta vez con un tono lloroso, como si

un grave apuro.

menudo fuera de la sala de cuidados

echó un vistazo al número

quién había puesto su número en un anuncio o si la chica

de número.

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