—Dr. Farel, ya se hizo tarde, tengo que irme a trabajar. No te molesto más, necesito usar tu cuarto de invitados un momentito para cambiarme—.

Evrie lo interrumpió sin dejarlo terminar, se levantó de un salto y corrió hacia el dormitorio de invitados.

Esa mañana no solo había pedido comida a domicilio, sino que también, apretando los dientes, había comprado un conjunto de ropa por internet, que llegó junto con el pedido a la casa de Farel.

Con el tiempo en contra, no tuvo tiempo de lavarse, simplemente arrancó las etiquetas y se puso la ropa nueva, después se calzó las zapatillas de lona más baratas que encontró y se preparó para ir al trabajo a toda prisa.

Por suerte, la noche anterior había cenado con Leandro y había dejado su caja de herramientas en su coche, así que hoy podía ir directo a la oficina.

Hasta que salió por la puerta, no volvió a decirle una palabra más a Farel.

Farel se quedó sentado en el salón, sus ojos profundos la siguieron desde el cuarto de huéspedes hasta el salón y luego hacia la puerta, abriéndola y saliendo, cerrándola con un golpe detrás de ella.

Todo el proceso fue fluido como el agua.

Se quedó pasmado en el sofá por unos segundos, su rostro calmado y sereno se oscureció poco a poco.

Después de un rato, tiró el teléfono con fuerza y se dirigió al comedor para vaciar los dos platos de comida en la basura.

pasar la noche cogió el dinero y se fue sin mirar atrás,

veras que

llegó temprano a la empresa y se enteró de que tenía otros trabajos asignados hoy y que

mañana y la tarde estaba más libre, así que fue a buscar a Leandro Reyes para pedirle permiso para buscar un nuevo lugar para vivir lo antes

te acabas de mudar? — Leandro le

en detalles, solo mencionó que el ambiente era algo

y, tras

la empresa y te será cómodo para ir a trabajar. Lo más importante es que

¿El vecindario de Leandro?

¿El Barrio El Magnético?

helada, y no pudo evitar exclamar: —Maestro, yo solo soy una pasante, mi sueldo mensual no es suficiente para

ella costear un apartamento en ese

apartamentos en el Barrio El Magnético como parte de un programa de apoyo a los pasantes. Solo

—¿Residencia de empleados? —

de este beneficio antes de entrar

del primer grupo de

no podía creer su suerte, era como si la buena fortuna hubiera caído del

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