Bajo la luz tenue, su rostro estaba tan cerca que podía sentir su aliento entrelazarse con el de ella. Evrie sentía que su rostro se calentaba, y su corazón latía con fuerza.

El aliento de ambos se mezclaba, y las puntas de sus narices compartían la fragancia única que emanaba de él.

Se miraban fijamente, nariz con nariz, la distancia era cada vez más corta, sin poder distinguir claramente las emociones en sus ojos oscuros, percibía solo una profundidad abismal.

Evrie se apoyó en su pecho, y en medio de la tensión preguntó: —Primero aclaremos, si te agrado y te complazco a tu gusto, ¿me darás la oportunidad de ir al extranjero?—

— ¿Estás negociando conmigo en este momento?— dijo él.

Los ojos de Evrie estaban húmedos: — ¿No se puede?—

Farel tragó saliva, casi gruñendo: —Está bien. —

¡Boom!

La batalla estaba a punto de estallar.

Evrie pasó sus brazos alrededor de su cuello, y sus labios frescos buscaron los suyos…

Justo cuando intentaba adentrarse en su boca, como si fueran impulsados por una fuerza misteriosa, Farel cerró los ojos y le respondió con fervor.

Luego reclinó el asiento del copiloto…

Varios autos pasaban por el camino mientras tanto, Evrie estaba tensa, pero tenía que estar extremadamente atenta, intentando contener sus suspiros entrecortados.

En estas situaciones, él siempre ha sido feroz y esta vez no mostró piedad alguna.

Cuando Evrie regresó al apartamento, se sentía casi sin fuerzas en sus extremidades.

bañaba, vio que tenía nuevas marcas en su pecho, moradas y profundas, casi como

del enojo

frotó varias veces y luego se puso el pijama para salir

sofá de su sala, con la camisa todavía en desorden.copy

¿Por qué no te has ido?— preguntó Evrie,

— ¿Sabes cocinar?—

— ¿Eh?—

si fuera obvio y dijo: —Todavía no he cenado.

Evrie. —.. —

vez estuvo bien, recuerda equilibrar la carne y las verduras, con

estaba

no porque no quisiera cocinar, sino porque no quería involucrarse tanto con

dormir juntos, pero si se extendía a las comidas, y luego a todas las comidas del día, la naturaleza de su

domicilio, me faltan ingredientes en casa. — Mintió con los

frialdad: —El asunto de

apresuró a

y volvió con ropa cómoda, entrando y saliendo como

la comida

pero equilibrados

y no escatimó elogios:

solo queriendo que él se marchara pronto después

de lechuga y dijo con indiferencia: —Con tu problema de estómago, no

asintió: —Está bien.

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