Era posible que fueran las familias de los trabajadores, pensaba Evrie en silencio mientras observaba.

No eran pocos los que venían a ganarse la vida, muchos con sus familias a cuestas. Parecía que esta zona también estaba bastante animada.

Por la tarde, Leandro la llevó en su coche a pasear por los puntos turísticos de la ciudad: el Cerro del Cristo, la gran Catedral, y el pintoresco pueblo en la cumbre del Cerro del Diablo.

Las construcciones eran emblemáticas del estilo de Brasil, con su arquitectura que parecía tocar el cielo, palacios blancos como la nieve, puros e impecables, sagrados, majestuosos, impresionantes.

Cada ladrillo y cada detalle arquitectónico desbordaba un encanto exótico, inalcanzable.

Evrie quedó fascinada, y sin darse cuenta tomó muchas fotos con su celular; esas eran las verdaderas joyas arquitectónicas representativas de Brasil en su corazón.

Era lo que ella anhelaba.

Leandro notaba su entusiasmo y su mirada se suavizaba. Sus ojos y su sonrisa revelaban su alegría.

—¿Te gusta? —preguntó.

Ella asintió, asintió con la cabeza y sus negros ojos brillaron intensamente.

—Es la primera vez que veo estas construcciones en persona, antes solo las había visto en fotos de libros. Estar aquí es como vivirlo en realidad, es una sensación de inmersión total.

La mirada de Leandro era cálida y amable. —Si te gusta, ¿hay algún otro lugar que quieras visitar? Te puedo llevar.

Evrie negó con la cabeza. —Quisiera quedarme aquí un rato más.

—Está bien, te acompañaré.

Evrie tocaba las paredes exteriores de los edificios con reverencia, como si fuera una devota, deseando recordar cada detalle y cada rincón de este lugar.

Era tan exquisito, tan sagrado.copy right hot novel pub

en la cima dorada del Monte

de puestos de comida, donde Leandro aparcó el coche para que ambos pudieran pasear. Compraron varios antojitos y conversaron alegremente de regreso al

se sentía realizada y feliz después de un día completo de

más antes de comenzar la construcción. Le sugirió que aprovechara ese tiempo para relajarse y conocer más sobre la cultura y costumbres de

una fase de

asintió obediente. —¿Hay algo más en lo que

como si solo

y planos de construcción de

construcción. Puedes estudiarlos para que cuando empiece la obra, estés

fueran un tesoro

mi

—Leandro sonrió

emocionada, le prometió con

y por guiarme con tanta paciencia. Progresaré rápidamente y algún día,

su mirada oscureció brevemente, pero

ti, sé que

suite del hotel, Evrie estaba agotada. Dejó los planos a un lado y decidió

—Buzz, buzz—

Su teléfono vibró inesperadamente.

vio un mensaje

[Sube, 1603]

ese su número de

se daría un largo baño en

pero Evrie nunca subió. Intentó llamarla varias veces, pero ella no respondió. El estado de ánimo de

hotel cómo ella charlaba con Leandro en la piscina, con gestos de cariño y cercanía que

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